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Category: Dreams and the Supernatural

Entidad.

Anoche, K vino a visitarnos. Me gusta tenerlo en casa, no solamente porque su presencia es reconfortante, sino también por las historias que nos cuenta, incluyendo las memorias de mi propia vida que yo ya no soy capaz de recordar. Aunque me resulta triste que la alegría de los momentos evocados siempre se diluya para dar paso a las anécdotas crueles que lo hacen fruncir el ceño. Entre un comentario y otro, llegamos a ese punto en el que, quién recordó, ahora, fue él.


Dadas las ocupaciones de K y su formación, se ha tenido que involucrar con múltiples "enfermos" mentales y gente con problemas de adicciones. No nos dio grandes especificaciones de los eventos previos al suceso que estoy por contar, sólo dijo que, aquel día, decidí hablar con uno de los internos porque lo vió muy agitado. El sujeto en cuestión estaba ahí por problemas de adicciones, pero el evento que lo llevó a buscar rehabilitación fue lo que llamó la atención de K...


Anteriormente, esta persona vivía en una región cercana al mar. Una tarde, salió con amigos para pasar el rato junto al mar, aunque el objetivo principal de él era obtener algo de crack. Una vez habiendo obtenido lo que quería, pensó que no tenía sentido quedarse, así que se fue caminando por la playa.


En su trayecto de vuelta, comenzó a sentir como si alguno de sus compañeros lo siguiera. Así que giró sobre sí mismo y, en efecto, una persona iba tras él. Primero le restó importancia, quizás esa persona estaba en un estado menos consciente que él, o quizás también iba de vuelta al pueblo. En cualquier caso, pensó que aquel acabaría perdiendo el interés en él, o tomaría su propio camino. Sin embargo, eso no pasó. Y, más aún, se dió cuenta que esta presencia estaba cada vez más cerca, lo cuál le parecía extraño, ya que el intervalo de tiempo en el que se giraba para verlo y el ritmo que este parecía tener, no concordaba. Fue así que entre la rareza de la situación y su comportamiento errático a causa de las sustancias, echó a correr al mar.


Una vez encontrándose con medio cuerpo sumergido en el agua, comenzó a mojar su rostro y, justo cuando parecía que estaba recobrando la compostura, se dió cuenta que no eran sus propias manos las que rozaban su cara, sino las de aquel otro sujeto. Alzó la mirada y, por primera vez, lo vio: una figura oscura, no una persona, sino una sombra absoluta; de esto, sólo resaltaban unos brillantes ojos amarillos que lo observaban atentamente.


"¿Qué estás haciendo?" le preguntó aquella entidad. A causa de su impresión, ni siquiera pudo proferir palabra, pero esta le seguía hablando, regañándole y diciéndole que tenía que salir de su situación tan decadente. "Yo soy [...] y siempre estaré contigo, ¿sabes? A partir de ahora, ya no nos podremos separar", fueron las últimas palabras que escuchó, para suficiente sumirle en un trauma que lo llevó a buscar una salida de la vida que llevaba.


K me contó que no recuerda exactamente qué más habló esta persona con este ser, pero que recuerda el nombre que, supuestamente, le dio. Sobre todo, lo recuerda porque aquel interno se veía cada vez más nervioso al pronunciarlo. Un nombre singular que no encontró al buscar en internet, y tampoco uno que él haya escuchado los libros o artículos. Primero, menciona que no le impresionó mucho, pero cuando escuchó ese nombre por segunda vez (en esta ocasión, en boca de un esquizofrénico) comenzó a sentirse extrañado. Y esa simple inquietud se transformó en miedo cuando lo escuchó por tercera vez. Y si bien no es de extrañarse que Múltiples personas digan tener las mismas visiones (ya sea por causa de una paranoia colectiva o porque las historias pasan de boca en boca), lo que le genera intranquilidad es que entre estos casos y los involucrados parece no haber ningún punto en común. No es ni el mismo diagnóstico, ni las mismas fechas en las que escucharon estas historias (ya que estas guardan, inclusive, años de diferencia), y las personas en cuestión tampoco tenían cercanía alguna.


En ninguno de los otros dos casos me dijo mucho al respecto, sólo que pude conseguir más información. Yo, por la curiosidad natural que cualquiera sentiría al oír su relato, preguntó el nombre que le habían dado. A lo cual él simplemente respondió "no". 


Confío en K lo suficiente como para creer que, si no lo menciona, no es para aumentar el misterio y asustarme. No. Hasta el día de hoy, K jamás se había negado en contarme algo a detalle. ¿Cuál es ese nombre? ¿Cuáles son los detalles que tampoco quiso darme con respecto a los otros dos casos?



 —Me he dado cuenta que muchas de las personas con las que él trabajó, suelen fingir aún más demencia para evitarse preguntas innecesarias—dijo—. Pero si sabes como preguntar, si sabes escuchar, te acabas dando cuenta que parecen vivir en un plano donde la percepción es distinta a la nuestra, lo que no necesariamente quiere decir que su experiencia es irreal o inválida.


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