Dear Sister...

I smile, but Evangeline doesn’t come back.

I think she was afraid to cut the yarn and lose the ability to smile. She ended up weaving a smile so long it became the rope of her gallows.

Did I ever leave this white room, flooded with the warm scent that tuberoses release when placed next to candles?

Her dead body is intoxicated by them, sweetened. Her departure results in a pain that, from now on, will be inherent to me.

I don’t understand why, but as I approach her casket, hoping that the wind of autumn—preserved in her eyes—might reach me in this winter, 

I remember the story told in whispers:

"A long time ago, there was a place in the Middle East..."

Sonrío, pero Evangeline no vuelve.

Creo que tenía miedo de cortar el estambre y dejar de poder sonreir. Acabó por tejer una sonrisa tan larga que se convirtió en la soga de su horca.

¿Alguna vez salí de este cuarto blanco, inundado del cálido aroma que irradian los nardos al estar junto a las velas?

Su cuerpo muerto se embriaga de ellos, se endulza. Su partida resulta en un dolor que, de ahora, será inherente de mí.

No entiendo por qué, pero al acercarme a su féretro, esperando que el viento del otoño—perpetuado en sus ojos—me alcance en este invierno, recuerdo la historia que se cuenta entre susurros: 

"Hace mucho tiempo, existió un lugar en el Medio Oriente..."