Cuento

"Quisiera decirte que me gustas. Que en realidad, me has gustado desde hace mucho tiempo. Que las veces que te he visto de reojo no han sido casualidades. Ni las veces que me acerco a ti, o cuando me quedó un rato más, antes de irme. 

Tampoco ha sido un accidente, que a pesar de que tenga opción de moverme a otros lados, continuar lo que he estado haciendo hasta ahora hacia por otros caminos; que aún cuando tengo opciones, sigo estando aquí. 

Es inevitable para mí no pensar en ti. Puedo estudiar largas horas, puedo caminar largos tramos, puedo sentir nuevos aromas y explorar nuevos sabores. Puedo pasear por las calles empedradas de mi ciudad y antojarme de las vistas de las montañas llenas de árboles y de techos de las casas viejas, casas que han guardado generaciones enteras de familias, tan antiguas como la ciudad misma lo es. 

Puedo sumergirme en nuevas historias, reflexionar sobre qué pueda pasar en el próximo capítulo y aún así sorprenderme. Puedo, incluso, enamorarme de sus personajes y sentir sus alegrías y sus penas como si fueran mías.

A pesar de todo, y por más que lo intente... sigo pensando en ti. Sigo pensando en tu cabello negro recogido, en tus ojos color marrones, en tus labios y tus mejillas cubiertas de pecas. Pensar, en tu cuerpo esbelto, en tu espalda perfecta y tus brazos bronceados, que nunca dejan de brillar. 

Está mal... no debería hacerlo, no debería pensar en ti. No debería pensar siquiera en la posibilidad de estar contigo. Esta obsesión va en contra de lo que siento, de lo que creo y de lo que soy. Tú me has obligado a poner en duda la persona que soy, y si realmente vale la pena reprimir las ganas de acercarme y decirte desesperadamente, "te deseo, te deseo más de lo que he deseado alguna vez en mi vida, te quiero a mi lado, y te quiero conmigo". 

Lo bueno de todo esto es que estas fiebres llenas de obsesión pasan tan fugaces como llegan, y continúo con lo que estoy haciendo, estudiando, caminando, observando, reflexionando. 

Pero aún así, la ansiedad permanece, como una aguja metida en el cuello de tu camisa. 

Solo espero que pronto todo lo que siento por ti se vaya, y que incluso me ría por lo absurdo de la situación. Mientras tanto, te sigo pensando."


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