Recientemente, me he sentido bastante agotado con las nuevas tareas que me he colocado. Soy una persona que ya esta acostumbrada a llevar cargas pesadas de trabajo por largos periodos de tiempo, sin embargo, siempre llega el momento en que es mucho el cansancio, y debo sentarme.
En esos momentos, mi mayor consuelo son siempre los viejos Dioses. Me siento y cierro los ojos, y ahí empiezo a hablarles. Hablarles de que estoy cansado, de que necesito un momento para descansar mi cuerpo y mi mente. Que soy fuerte, que soy decisivo, pero también soy humano, y necesito descansar.
Le rezo a Cernnunos y a la Gran Luna. Le pido fuerza y vigorosidad al Dios Cabra, y comprensión y sabiduría a la Doncella. Les pido que me den la madurez necesaria para enfrentarme a situaciones que me pongan al límite; paciencia y comprensión ante quienes no pueden ni quieren entender lo más básico de las cosas.
Me siento bien hablando con ellos, pero comprendo también que no puedo estar a pos de ellos como un niño. Les agradezco el tiempo que me han dado, y les prometo ser mejor hasta la próxima vez.
Abro los ojos, y sigo con mi día.
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