Alma

Nunca he sido bueno para tmar decisiones difíciles y ¿a quién se le hace fácil? En verdad, según yo, a nadie. Pero me refiero a que puedo estar semanas sin saber qué hacer o haciendo sin saber si estoy seguro o a gusto. Suelo ser así, aunque sea negativo. Cuando se trata de personas, por lo menos antes sacrificaba mi vida por la de otros, ya no lo hago, pero sí muchas veces sacrifico mi comodidad para no entrar en peleas o tal vez en momentos incómodos. Sigo trabajando en eso, aunque aún no lo llevo bien. Por ahora solo tengo ganas de llorar, de sentir, de decir algo que no se habla, de decir algo que no puedo con palabras, solo con llanto. Siento que soy una bola de nieve y en algún momento voy a explotar, o será con alguien o conmigo mismo por no saber hablar, por no saber llorar.

Soy un individuo cuya determinación está siendo reforzada día a día y, aunque físicamente no duerma ni descanse por completo, mi mente no para y sigue. Aunque esté mi cuerpo durmiendo tranquilamente, mi propia motivación autosustentable es un círculo vicioso en donde refuerzo la determinación. Soy yo, mi propia lucha, para seguir superándome, para seguir con vida como yo soy quien lucha contra la adversidad. Muchas veces hay una representación de mí en esa adversidad, soy lo malo y lo bueno de mí, ¿no? Por lo cual me miro en el espejo e intento quebrar lo malo para ser bondadoso, para ser lo bueno, para saber qué es lo bueno sin dejar de lado que aprendí qué es lo malo para llegar a la meta.

Aprendí que los errores te enseñan, que aprendí que aprender es intentar constantemente, no rendirse. No puedo hacerlo y no quiero hacerlo, por eso sigo aquí. Y tengo una pena tremenda que constantemente intenta salir de mí de cualquier forma. No dejo que lo haga, pero hay momentos en donde todo se transforma. Pero muchas veces hay que dejar salir las cosas de forma nativa. A lo mejor esa pena que quiero sacar me hará sentir menos cansado.