No tuve mí romance adolescente, y perdí la chance para siempre.
Muchos podrían decir que no es la gran cosa, o que es un producto de las películas estadounidenses que condicionan a las chicas, pero tenía una pequeña ilusión de al menos vivirlo.
Ahora me queda mí romance de joven adulto, pero siento que el tiempo no es suficiente y que la vida me llena de obstáculos, pero es lo que hay, supongo.
Admito que soy una romántica empedernida, deseosa de conocer a aquel hombre que haga latir mí corazón de forma desenfrenada, que pinte mis mejillas del rosa más dulce que existe.
Quizás estaré esperando eternamente mí romance.
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