La fragante mañana me despertó de un profundo sueño. Me senté y me acomodé en la cama, mire al lado mío y yacía, aún dormido, el chico quien me había acompañado estos últimos años. Acaricie lentamente su castaño cabello. De su cabello pase a sus cachetes, permanecen calientes y suaves.
Lentamente despertaba de su sueño, entreabrió los ojos confundido. Lo primero que vio fui yo “¿Llevas mucho tiempo despierto?” Conteste que no. Se sentó a mi lado y me abrazó, para luego besar suavemente mi frente. “Aún hay tiempo, es temprano como para arreglarse” Fermín, mi novio, se quedó pensando unos segundos. Es un chico demasiado organizado y perfeccionista, quiere tener todo bajo control, pero solo suspiro y rodeándome con sus brazos me atrajo otra vez a la cama. “¿Entramos más tarde?” Asentí con la cabeza, hoy faltaba el profe de economía, así que nos dejaron ingresar más tarde por esa razón.
“No hay nada de qué preocuparnos” Relaje el cuerpo, él se acomodo en mi pecho y me abrazó con fuerza. Su expresión cambió a una más seria, pero no diría que sería de las que todos acostumbramos, sino que denotaba algo de tristeza. “Si hay cosas de las que preocuparnos. Al menos yo sí” hizo una pausa, “¿Cómo te encuentras?” Bien, respondí sin más mientras él solo se limitaba a darme cariños.
22/10/23
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