Sabía que mi día finalizaría muy bien, pero no creí que dicha felicidad llegaría antes de lo esperado. Como de costumbre, en cuanto terminé las clases me dirigí a la cafetería en la que trabajo hasta caída la noche; llevaba mi turno con calma, por lo general me encargo de preparar los pedidos y no de tomarlos, pero debido a un favor a una colega me acerqué a tomar los de un par de jovencitas que ingresaron al establecimiento y mi sorpresa fue inmensa cuando reconocí a una de ellas. Sí, estaba deseando verla desde mucho antes, no había dejado de pensarla en todo el día, pero ese encuentro fortuito fue... increíble. Me esforcé muchísimo por preparar correctamente su pedido, es decir, no es que en otras ocasiones no lo haga, pero el suyo fue con mayor empeño, me volví triplemente perfeccionista (tuve que rehacerlo varias veces, pero valió la pena). Cuando se quedó sola, me acerqué y me dijo que me esperaría hasta que mi turno concluyera, afortunadamente restaba poco menos de una hora.
Su compañía fue agradable y me transmitió mucha calidez, entramos fácilmente en confianza a pesar de mi naturaleza introvertida y se lo debo a ella, a su paciencia y carisma. Compartimos anécdotas y muchas risas, especialmente ella conmigo. ¡Es tan divertida! Me resultó sumamente adorable la forma en la que relataba cada situación, era como un libro abierto, el más interesante que existe. Tomé cuidadosamente cada aspecto que fue regando y los guardé en mi corazón con el deseo de recordarla antes de dormir y, efectivamente, heme aquí escribiendo sobre lo bien que la pasé junto a esa damita.
Tal vez deba admitir que me costó separarme de ella, especialmente cuando nuestros labios por fin se conocieron. Es decir, ¿quién podría culparme? Lucía tan hermosa bajo el reflejo de los faroles, su sonrisa quedó grabada en mi memoria y la forma en la que sus ojitos me miraban me impulsaron a besarla. He aprendido y descubierto tanto de ella en solo una pequeña parte de la inmensidad nocturna, pero, a su vez, siento que sé muy poco y quiero continuar conociéndola. Quiero volver a tenerla entre mis brazos, sentir los acelerados latidos de su corazón debajo del mío, la suavidad de sus manos en mi rostro y... dios, sus labios, realmente creo que podría volverme adicto a ellos.
Quiero que me hable de su vida, de sus sueños, de lo que le apasiona. Quiero saber qué le hace levantarse en las mañanas y qué le impulsa a sonreír cuando la situación parece desconcertante. Quiero aprender sobre sus mañas y sus caprichos, y cumplir cada uno de ellos. Quiero que ría, que sonría, quiero verla y hacerla feliz.
Hemos pasado tan poco juntos, pero siento que la eternidad a su lado queda corta, así que deseo aprovechar cada segundo a su lado. ¿Esto es lo que llaman amor? Porque creo que mi corazón ha decidido acoger como dueña a una persona y esa es ella, mi Som-som.
Pronto volveremos a vernos y no puedo esperar para volver a escuchar su voz. Por el momento, guardaré estas fotitos como el recuerdo más precioso que tengo.
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