¿Alguna vez han visto a un gato inclinado hacia atrás, con sus orejas aplanadas contra su cabeza y una postura corporal no del todo cómoda? Así me encuentro yo, sumándose unos cuantos gruñidos que libero cada dos por tres, esto debido a mi nula comprensión o por sobre todo mi urgencia de comparar mis trabajos con los otros compañeros de clase. Desde las 8:00 de la noche hasta las 4:30 de la madrugada me di el gran tiempo de esforzarme pero todo aquello no se refleja, al menos no en mis imágenes que demuestran el poco tiempo, coordinación y cero originalidad. Creí que podría superarme, eso es lo que anhelo pero entre más lecciones asisto, conozco a más personas, logro yo misma dejar de lado los sentimientos de positividad para enjaularlos y traer a mi superficie aquellos que consiguen adentrarse en mí, hablar a través.
Sé que será un mal día, unas horas con destellos de inseguridad e incluso incomodidad pero no dejaré que me apague, procuraré descansar este fin de semana como se debe, también adaptarme a mis profesores, a lo que me solicitan y este nuevo ajetreo. No me pienso detener tan fácil, esto siempre lo deseé y lo llevaré a cabo para así ser aclamada en un futuro.
Vamos por más, confío en mí. ¡Y si estás leyendo esto espero que tengas en cuenta que solo es un mal día, un momento de decadencia porque todo lo que baja, siempre debe subir!
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