𝒴 𝓁𝑜𝓈 𝒹𝒾𝑜𝓈𝑒𝓈?

𝕌𝕟 𝕕í𝕒 𝕖𝕟 𝕔𝕒𝕤𝕒

-un niño de cabello café oscuro y ojos verdes traía puesta una camisa blanca delgada, sus ojos verdes estaban muy abiertos mientras miraba al otro extremo del puente, un hombre encapuchado con túnicas negras largas pasó cerca a el y se puso a su costado, su altura superaba a la del niño, así que bajo la mirada para verle, El Niño no dijo nada, ni una palabra, el viento era salvaje, y parecía gritar con fuerza, las orejas del niño estaban rosadas, más no sentía el frío, el hombre entonces suspiró-

Dios de la muerte: el clima aquí no es favorable no crees?

Hideo: ….

Dios de la muerte: volvamos a casa, el debe de estar esperando Por ti

-hideo volteó a ver a aquel hombre, sus ojos verdes se veían oscuros y cansados-

Hideo: estaba aburrido, y el parecía ocupado…

Dios de la muerte: es un Dios, naturalmente tiene un lío de cosas por hacer, el siempre dice que quiere llevarte con el

Hideo: en serio lo dice?

Dios de la muerte: por que crees que el te trajo? Obviamente el te quiere, pero hay veces en las que uno no puede demostrar el cariño de una forma evidente o buena, el te cuida a lo lejos cuando no puede estar cerca, el estará para ti cuando lo necesites, así que no te deprimas si no lo puedes ver mucho de vez en cuando

Hideo: no estoy deprimido

Dios de la muerte: entonces?

Hideo: no es nada

-los ojos del muchacho eran indiferentes, no mostraron ningún cambio de expresión, aún así, aquel hombre comprendió-

Dios de la muerte: el es descuidado, está intentando aprender a cuidar de ti, por favor…. 

Hideo: iré a verlo

- el muchacho corrió en dirección contraria al puente, alejándose de este y del hombre a su lado, El Niño corrió y corrió, y aquel hombre solo permaneció parado en el frío invierno-

-el muchacho abrió una gran puerta de papel, corriéndola hacia un lado mientras miraba en el interior, había una mesita  baja y pequeña repleta de libros y papeles, y en uno de los lados había un hombre, sentado en un cojín del suelo, durmiendo apoyado sobre una mano, hideo corrió a buscar una manta gruesa y a cubrirla con esta, luego, fue a hervir agua para hacer té, Puso a quemar la leña en fuego y ordenó la pila de libros y papeles siendo cuidadoso de no hacer ruido o movimientos bruscos. 

Aquel hombre cuyos cabellos rojos caían por sus hombros para ser finalmente atados por una cinta negra, parecía despertarse lentamente, hideo al notar eso se quedó inmóvil a un lado de el, aquel hombre apenas abrió un poco los ojos y exhaló- 

Dios de las almas: hideo… has vuelto

Hideo:…

Dios de las almas: perdona, al parecer te eh descuidado un poco, espero que no me odies, eh traído unos pocos dulces para ti, a los niños de por allí les encanta, pensé que podía tomar algunos para ti

Hideo:…

Dios de las almas: también traje ropa, la vestimenta allá es muy abrigadora, puedes usarla cuando vallamos a caminar

Hideo:….

Dios de las almas: también eh traido un juguete, te traje un peluche y unos carritos de madera, lo han tallado muy bien creo yo, ya me dirás que te parece

-no hubo respuesta por parte del menor tampoco, aquel hombre parecía deprimido-

Dios de las almas: ah.. cuanto lo siento, debí de haberte llevado conmigo, pensé que estaría bien dejarte así pero creo que no fue lo correcto, no debí….

-sus palabras fueron cortadas por un brusco abrazo proveniente del niño, sus manos se apretaban alrededor de la manta, de pronto se oyeron sollozos, el hombre estaba conmocionado, tomo al niño en sus brazos y lo acercó a su pecho, solo tenía cinco años, no debía de haberlo dejado solo, no a un niño, que necesita el cuidado de alguien, pero no habría nadie, solo el, el hombre palmeó su espalda mientras se disculpaba, acarició su cabeza y lo meció un poco, El Niño se prendió entonces a su cuello, negándose a soltarlo, como si temiese que cualquier movimiento fuese para irse de allí, se negó a eso, al hombre no le molesto para nada, y lo consoló, no sabía nada de ser padre pero se empeño a cuidarlo.

Aquel hombre se levantó con hideo en brazos y lo llevó a otro salón, El aún trataba de resistirse a seguir llorando, sin éxito alguno, la ropa del hombre había sido manchada por sus lágrimas, pero tampoco le dio importancia, estaba cargando a su pequeño niño; tiro suavemente de su manga señalando para que viese algo-

Dios de las almas: te eh traído varías cosas, deseas ver? 

Hideo:….

Dios de las almas: no hace falta llorar, estaré a tu lado, si?

-hideo hizo un piquito con su boca, su rostro estaba humedecido por las lágrimas, y aquel hombre limpio su rostro con su manga, ya listo hideo volteo a ver las cosas que le habían traído, estirando la mano para agarrar un carrito de madera-

Dios de las almas: te gusta? Ese carrito puede rodar, si quieres podemos jugar tú y yo juntos, te parece?

-hideo volteó a mirarlo emocionado, sus ojos medió llorosos comenzaron a brillar, entonces el hombre a su lado quedó aliviado-

Dios de las almas: toma, puedes techarles un vistazo y ver si te gusta, traje algunos dulces, están hechos a base de frutas, puedes comer unos, pero no todos por qué o si no te saldrán caries, de acuerdo?

-hideo asintió, ya más tranquilo, pero su mano derecha aún seguía apretando sus ropas, y con la otra rebuscaba entre los obsequios para buscar los dulces-

 Dios de las almas: quieres dulces? Abriré una latita de ellos para ti

-agarró una lata redonda, y la abrió, dentro habían un montón de fruta confitada, de diferentes formas y colores, agarro una de ellas y la metió a la boca del niño, este lo saboreo emocionado-

Dios de las almas: te gusta? Es un dulce popular, que dices? está bueno?

Hideo: mnnn

Dios de las almas: me alegra que te haya gustado

- hideo agarro un trocito más y se lo llevo a la boca, estaba mejor ahora que tenía sus dulces, aquel Dios solo lo miro con alegria y alivio en sus ojos-

Dios de las almas: hideo… quiero decirte algo

-hideo lo volteó a ver a los ojos-

Dios de las almas: lamento no haberte llevado esta vez… quieres venir conmigo la próxima?

-hideo bajo la mirada, parecía estar pensando su respuesta, esto le generó cierta ansiedad al Dios-

Hideo: si no te molesta… puedo ir?

Dios de las almas: claro que no es molestia, por supuesto que puedes venir, siempre eh querido llevarte conmigo

Hideo: entonces… por que me dejaste?

Dios de las almas: pensé que no sería bueno para un niño como tú, sabes lo que hago, verdad?

Hideo: mnnn, guías a las almas de personas muertas

Dios de las almas: mnn así es, y no crees que es algo no apto para niños pequeños el ver gente muerta?

- hideo se quedó en blanco por un momento pero luego respondió-

Hideo: ya eh visto eso Antes

- ahora era aquel hombre el que se había quedado en blanco-

Hideo: entonces… si puedo ir? No tendré miedo, no le temo a esas cosas, solo son cuerpos sin vida

Dios de las almas:….

Hideo: además, las almas son cosas inofensivas, no me hará daño

Dios de las almas: b-bueno, a pesar de que eres un niño pareces no tener miedo eh? Entonces a partir de ahora irás conmigo, te parece bien?

Hideo:s-si sisisi

Dios de las almas: jajajajja eso es, serás mi pequeño acompañante 

Hideo: y que hay de mis deberes?

Dios de las almas: las harás de camino, no hay prisa, yo te ayudaré

Hideo: umm

-aquel Dios se había puesto feliz, ahora podría pasar más tiempo con el pequeño, alzo a este en brazos y empezó a girar, El Niño parecía divertirse, detrás de ambos, la figura de ropas negras de Antes se asomó por la puerta, observando la escena-

Dios de la muerte: parece que hideo y Astor se divierten, parecen padre e hijo, tal vez lo lleguen a ser, después de todo, astor le tiene mucho cariño, y ese niño ya no tiene padres

-quién sabe, tal vez algún día hideo llame papá a aquel Dios, ese sería un gran día-



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