Dos frases de mi madre

Mi madre y yo no hemos sido muy abiertos en nuestros sentimientos, sin embargo, hubo algunas ocaciones en que ella me hacía saber que sabía cómo me sentía y que se preocupaba por mí... No lo sé, dijo unas frases que me dejaron pensando:

1) No suelo expresar mis sentimientos, y trato de mantener mis relaciones sociales a la normalidad, pero una vez, sentados en el comedor mi madre exclamó: “¿Por qué tiene esos ojitos tristes?"; a lo que yo respondí: "No, no... ¡Para nada!" Es raro que lo dijiera, no suele decir esas cosas tan "cursis". Pero también me di cuenta de que lo mal que yo estaba por dentro se reflejaba exterioriormente...

2) Ella trata de hacer paseos en familia para convivir juntos. No me gusta salir de mi casa, pero tengo que confesar de que soy fan de mirar por la ventana mientras voy de viaje. Eso talvez también fue evidente exterioriormente; y mi madre me dijo: "Te gusta, ¿estas feliz?" ¿Qué? ¿Que si estoy feliz? ¿Por qué despues de tanto tiempo sin convivir abiertamente me pregunta eso? "Sí.", respondí con una sonrisa, pero profundamente extrañado. No es que quiera reclamarle algo, mi madre es de las mejores, pero me hizo saber que le importaba y que se preocupaba por cómo me sentía. Claro, eso no solucionaba nada, pero lo más revelador de las dos frases fue darme cuenta de que no era feliz... Las más de las veces no estaba triste, pero las más de las veces no estaba feliz. Mis ojos acusan frialdad. Mis gestos, falta de ánimo. No me importa si tengo depresión, me importa que todo esto tenga un sentido. Esa clarividencia donada por mi madre se convertiría, desde entonces, en un tópico de mi vida.