mis nombres

Todos tenemos un nombre, nos acostumbramos y apropiamos de ello volviéndose parte de nosotros, por mucho tiempo odié y amé el mío tanto así que no sabía si de verdad me sentía cómodo con ello.

Me disgustaba porque lo pronunciaban mal y a veces con intenciones de molestarme en comentarios racistas, lo odié porque me recordaba continuamente quien me lo puso, me recordaba que jamás podría ser lo que se esperaba de mí y con el tiempo solo le guarde rencor a una parte de mi persona.

Lo odié porque no me gustaba nada de mí, todo lo que llevaba haciendo para estar al mismo nivel de alguien con quien se me comparaba, hasta que conocí a una persona que me llamaba de diferente forma por una tontería que resulto ser una salida a todo lo que era hasta ese entonces.

El nombre que me dio fue con el que me presenté desde entonces y el que sigo usando hasta ahora con personas cercanas.

Últimamente, he estado mejorando la relación con la persona que me puso el nombre legal y después de casi 18 años siento que puedo mantener una conversación en tranquilidad con él, por lo que en una plática le pregunté sutilmente del porqué de mi nombre y me di cuenta de que fue algo más allá de lo que pensaba, que no era mi culpa todo lo que había pasado también estuve conociendo historia de mi cultura y familia donde veo las cosas diferentes, estoy aprendiendo a aceptar partes de mí que antes no me atrevería ni nombrar.

He cambiado y seguiré cambiando, tomé la decisión de no cambiar mi nombre legal porque aprecio lo que significa, pero seguiré prefiriendo que mis amistades me llamen de la otra manera esperando que en un futuro me sienta al 100% cómodo con ambos.