No puedo obligarte a que te quedes porque eso sería demasiado egoísta de mí parte, pero cómo me está costando soltarte la mano.
Existen momentos en los cuales desearía poder correr hacia tus brazos y llorar desconsoladamente, simplemente desarmarme en tu abrazo mientras pretendo que te vas a quedar para siempre.
Hay días en los cuales te extraño mucho y otros en los que no te pienso ni un segundo, y es un sentimiento frustrante porque ya no quiero pensarte en lo absoluto.
Mí corazón sigue enojada conmigo, porque te alejé, porque aparté de su lado a una persona que le hacía bien a pesar de que la lastimaba con sus acciones.
El dolor no será eterno, pero como me está doliendo en este momento.
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