sociedad mediatica y realidad como produccion

      (seccion de articulo en proceso de publicacion: politica e inmanencia a traves de frederic lordon y juan manuel aragues. estructuralismo de las pasiones , construccion de subjetividad y deseo de multitud. por sergio gregorio))   se replica el contenido exacto del fragmento correspondiente a la seccion 3.4. del futuro articulo..


«Que la nuestra es una sociedad en la que los medios de masas y la tecnología asociada a la comunicación han adquirido un protagonismo muy acentuado es un hecho difícilmente cuestionable»⁸⁸. La comunicación se ha territorializado en la contemporaneidad como resultado de un sobredesarrollo que acelera sus efectos en una nueva red de sujetos cyborg, cuya composición corporal se articula alrededor de prótesis tecno-acrecentadas. Los artefactos tecnológicos que se acoplan a nuestra disposición corporal permiten la instantaneidad y masificación de la información comunicacional. En nuestras sociedades, «la comunicación acapara lo imaginario, produce lo real y sus simulaciones, engendra sociologías cambiantes, forma e impone figuras detentadoras de poder o las obliga a depender de ella»⁸⁹.

Por lo tanto, vivimos a día de hoy la existencia de una ontología de la comunicación. Pero, como resultado de la progresiva aceleración tecnológica asistimos a su vez a la existencia de una ontología de la velocidad comunicacional. «Velocidad. Esa es una de las palabras que mejor describen nuestras sociedades contemporáneas»⁹⁰. La velocidad comunicacional que nos ha brindado el proyecto de globalización tecnológica ha derivado en una ontología temporal que ya no recuerda (regresa), que ya no basa sus fundamentos de realidad en el pasado, y que tampoco proyecta (anticipa), que ya no plantea construir nuevos cimientos si estos no son instantáneos. La sociedad posmoderna y tecnoacelerada ha devenido, por lo tanto, en el presentismo. En palabras de Aragüés: «Habitamos un presente que expulsa de la realidad tanto el pasado sobre el que debería fundamentarse como el futuro hacia el que debería proyectarse»⁹¹.

Para Aragüés, la estructura formal del presentismo masivo-comunicacional queda explicitado en un aquiahora universal que se retransmite de forma instantánea en nuestros periféricos, afectándonos de tal manera que, como espectadores, se simula nuestra presencia de actores. «En nuestros tiempos posmodernos, los lugares se hacen equivalentes y, por lo tanto, indistintos»⁹². El no-lugar (no-where) cibernético es, a la vez, el ahora-aquí (now-here) instantáneo. Fruto de la globalización, reaccionamos a acontecimientos de lugares diferentes del globo como si ocurriesen delante de nuestros ojos. Así, la meta-máquina afectante a la que se refería Lordon tiene efecto inmediato sobre nosotros si nuestra complexión afectiva resulta perturbada. El aquiahora universal ejerce un extenso trabajo en el ámbito del capitalismo de consumo a través de marcas, música o cadenas de comida rápida. Sin embargo, por otra parte, el aquiahora universal también permite que «la velocidad en la comunicación de las crisis locales pueda generar una crisis de ámbito planetario»⁹³. Así, utilizando de nuevo terminología lordoniana, la indignación producida por el afecto del acontecimiento, del accidente (en sentido filosófico y en sentido catastrófico), se extiende a raíz del globalismo comunicacional.

Pero nuestra condición cibernética produce un imaginario colectivo basado en la visibilidad, y aquello que se ve a través de los medios masificados e instantaneizados no es más que una elección del poder. Aquello que se hace ver, además, se hace ver como se quiere que se vea, atendiendo a los intereses afectivos del poder constituido. Nos colocamos, por lo tanto, ante la realidad como producción, ante una realidad producida, ante un simulacro⁹⁴. Lo real, por lo tanto, en manos del poder constituido, tiende a sustituirse por lo virtual (al modo platónico o al modo de los trasmundos inventados nietzscheanos). Y lo virtual, a su vez, se adueña de la eficacia política e ideológica. Sin un análisis crítico acerca de nuestra condición como cyborgs, de tal manera que podamos devenir cyborgs invertidos o antagonistas, volvemos a caer en manos de la identidad política e ideológica que nos sitúa en manos del poder constituido. Es necesario ser consciente de nuestra condición en las sociedades posmodernas, captoras de la meta-máquina afectante, para poder reaccionar frente a la producción mediática de realidad.


⁸⁸ ARAGÜÉS, J. M., De la vanguardia al cyborg: una mirada a la filosofía actual, Prensas de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2020, p. 42.

⁸⁹ BALANDIER, G., El poder en escenas, Paidós, Barcelona, 1994, p. 152.

⁹⁰ ARAGÜÉS, J. M., op. cit., p. 56.

⁹¹ Ibid., p. 57.

⁹² Ibid., p. 58.

⁹³ Ibid., p. 59.

⁹⁴ Véase BAUDRILLARD, J., Cultura y simulacro, Editorial Kairós, Barcelona, 1978.


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