- Has vuelto
- disculpe?
- Regresaste
- No, creo que está confundido. Yo nunca me fuí, nunca había venido aquí de hecho.
- No hay manera de que lo recuerdes, eras un bebé. Como puedo ayudarte?
- Un bebé
Ana no recordaba nada de ser un bebé, ningún bebé lo hace, excepto por un suceso, la luna creciendo. Sí, cambiando y creciendo, pasando por cada fase lunar. Tenía 6 meses de nacida.
- Exacto, a qué vienes Ana?
Ana se alarmó, por qué la llamaba por el nombre? tal vez estaba adivinando, aún podía simular que no era ese su nombre.
- Por qué supone que mi nombre es Ana?
- Porque lo es, yo te lo puse.
Ana se quedó un momento en silencio, vale, esto no hacía parte de sus expectativas de consulta espiritista.
- Quiero saber si me puede ayudar a contactar con alguien en el "más allá"
- El ... "más allá"?
- Sí, un ... alguien que ya murió.
- Un muerto, quién es el muerto?
- Mi madre, se llama-
- Lucía.
- Sí, por qué lo sabe?
Ana notó cómo el hombre raro había palidecido antes de interrumpirla. Parece que era un verdadero adivino.
- Lo sé porque yo predije su muerte también. Junto con la manera de evitarla, pero veo que decidió morir.
- Por qué predijo su muerte?
- Vino a mí hace 19 años, hoy hace 19 años y en embarazo. Le dije tres cosas, el nombre de su hija sería el primero que viera al empezar enero, moriría 19 años después a finales de agosto y tendría que encarar al enemigo en octubre.
- Pero la tercera no se cumplirá, estamos ya en octubre
- Exacto, y tu has venido a contactarla..
- Yo no soy el enemigo
- Lo niegas como tratando de convencerte de algo.
El hombre hizo que Ana pasara a una habitación tras el mostrador, la sentó frente a una libreta y cerró la puerta. En la libreta, en tinta roja se empezaron a visibilizar palabras.
- "Hola"
- Quién escribe?!
- Soy yo Ana, Lucía
- Madre?
- Sí, madre.
- Como estás?
- No quiero hablarte, tu bien sabes que es tu culpa.
- Como puedes decir eso?
- Tenía inmortalidad, éxito, belleza y felicidad
- Justamente por eso no entiendo que sucede, por qué estás muerta?
- Hay ... una cuota Ana, mi parte del trato, esta vez esa parte era cumplir una tarea y no lo hice y es tu culpa.
- Es mi culpa por haberme ido a vivir con Luis a Chile?
- Sí, mi tarea era simple pero tú significaste un obstáculo, el plazo se pasó y ahora estoy muerta.
- Cual era la tarea?
- Era matarte.
- Que dices
- Yo te doy a luz, te crío, te mato, obtengo 50 años de vida más, porque ese es tu periodo de vida, eres débil así que no podía esperar mucho.
- Ahora estás muerta tu
- Exacto, me mataste al irte de casa
Ana hizo silencio, a los 9 años había leído en un libro que tenía pinta de cuento mitológico algo sobre los niños para los que baila la luna, niños destinados a darle juventud a mujeres inmortales, una manera fácil de acceder a tal virtud. Entonces pensó en su única memoria de bebé, la luna creciendo y cambiando, la luna bailando. Le pareció curioso, pero con el paso del tiempo empezó a pensar que podía ser real
Y que su madre era una de esas mujeres inmortales. Lo que había envejecido durante sus 10 años de vida era nulo, seguía luciendo como de 23, además era vanidosa en niveles enfermizos.
- Ya lo sabía, esperaba que en esta sección me lo confirmaras. Pensé que me amabas, a pesar de todo.
- Que es todo?
- El maltrato, pensé que una madre amaba a su hija sin ninguna condición, a pesar de que tu me lo "demostraras" de manera diferente.
- Y tú? tu crees que me amas? eres así de tonta?
- Por algo me fui de la casa madre.
Seguido de esto Ana se paró de la silla en calma, en la libreta no aparecieron más palabras, ya está, ya le había podido declarar su odio a Lucía, ya podía vivir en paz. El hombre abrió la puerta
- Entonces?
- Las 3 cosas se cumplieron
- Tu madre se ha encontrado con el enemigo.
- Si, hemos tenido una conversión.
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