mete cosido frío. . .
Lluvia,
y la ciudad parece estudiar mi derrota.
Exámenes, páginas, teorías,
pero todo se derrumba cuando escuchas tu respiración
pegada a la mía.
Dormís,
y yo me aferro a tu pecho
¿Cómo si cada latido saliera?
la única respuesta que necesito.
El mate cocido se enfría en la mesa,
nuestros pijamas guardan secretos,
y la lluvia insiste en recordarme
que nada es eterno,
menos esta tregua,
Menos este calor.
Soy la poeta cansada
que escribe con las uñas en la piel de tu espalda,
temiendo el día que despierte sola
y la tormenta no suene tan dulce.
Qué cruel milagro:
tener el mundo rendido en la ventana
y aún así elegir perderme en vos,
como si amar fuese la peor,
y al mismo tiempo,
la más perfecta de mis respuestas.
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