Segundo

Tiendo a ser tan insegura de mí misma que a la gente no le sorprende suelo llorar hasta no poder más porque siempre intento desahogarme, porque quiero sentirme libre. Soy muy sensible. Siempre lloro por la cosa más insignificante. 

Llega un momento en que pienso que se cansarán de mí, que pensarán que busco atención, y no quiero eso.

Aprecio a mis amistades siempre han estado ahí para mí en los momentos más difíciles, pero a veces tengo miedo de perderlos por mi llanto.

¿Qué pasa cuando esto pasa con la persona que amas?

¿Se irá si le cuentas todo? Se supone que no debería, pero en este punto, intento ser fiel a mis propias palabras porque busco su seguridad en ellas. Lo causé al decir que nunca estaría con alguien que no se sintiera seguro con sus palabras. Ese día se convirtió en una noche de llanto, vomitando por mi estúpida boca por permitir que se hicieran comentarios.

Solo puedo permitirme llorar porque no se que va a pasar porque siento que no puedo hacer nada porque ni siquiera puedo verlo porque ni siquiera siento su interés porque siento que lo perdí y quería tantas cosas.

Cuando te ven como amiga, ¿cómo esperan que actúes como si lo olvidaras todo? Sería tan fácil si nunca hubiera imaginado una vida a tu lado, viéndome de blanco, viéndome con niños de tu color de ojos, con tu apellido en nuestra casa riendo en la cocina una mañana.

No puedo decir nada por miedo a perderte como amigo.

Cada palabra dulce está grabada en mi memoria. A veces creo que no pude decirte que te amo como esperaba ahora ni siquiera puedo decirlo. 

Me temo que ames a alguien más porque yo quería ese amor.

Mucha gente me dice que confíe, y si pienso solo en tus palabras, me dan poca esperanza o ilusión, pero solo me quedan ganas de llorar al ver cada mensaje tuyo, diciéndome cuánto me quieres, cómo dices tantas palabras, cómo muestras tu ternura, escuchando tu voz, viendo cómo te esfuerzas aunque estés cansado, pero ahora todo es tan diferente.

Sigues aquí, todavía te importo, todavía me hablas aunque no haya forma de comunicarnos, pero lo haces, me envías un mensaje, y creo que hay algo, pero ¿y si no hay nada? Solo me quedan ganas de llorar de miedo. 

Solo puedo pedirle a Dios que te quedes a mi lado.