Yaeko se dejó caer en la silla antes de volverse en un infeliz llanto. La personalidad alegre y amigable de Ritchi pareció desaparecer a la vez que el guardia de la puerta se aproximaba hacia ella con un maletín en mano, del que sacó una pluma y un contrato. Lo plantó frente a Yaeko, que sacó su cabeza de entre sus brazos y lo agarró con ambas manos. Leyó a duras penas, porque las lágrimas emborronaban su visión de la forma más compasiva y realista que el cuerpo puede aislarse de la realidad.
Al terminar de leer absolutamente todo, lo firmó. Por lo general, el trato no estaba nada mal, o al menos no para cualquier conformista de por ahí. A Yaeko realmente no le importaba estar de acuerdo o no con eso, porque era lo que tocaba. Dependiendo de su resultado en la prueba de acceso, le proporcionarían o no un alojamiento apropiado, así que debía esforzarse, porque ya no contaba con dinero alguno. Al regresar a la habitación, Li ya no estaba ahí.
Fue mientras preparaba la maleta que el guardia que siempre las acompañaba hacia el restaurante tocó a la puerta.
一¿Está preparada? Desembarcamos en diez minutos.
Todavía le escocían los ojos de llorar, y no tenía ánimos para nada一…Sí.
一Permítame llevar su macuto.
Yaeko sólo se sabía el nombre de aquel guardia por la placa de su firme pecho.
一Gracias, Masón…
Él respondió con una pequeña reverencia de cabeza. Fueron hasta el lobby, hicieron el check-out y caminaron en silencio y seriedad hacia la oficina de Ritchi a esperar a que todos los demás desembarcaron para salir ellos.
Se encontraban ya en la parte trasera del coche, Ritchi y ella. A sus lados los escoltaban dos motos y dos coches en cada frente. Se apoyó en el cristal con agonía y una pequeña lágrima de sosiego corrió de su mejilla a su cuello.
一La prueba te resultará sencilla, estoy seguro一dijo de repente.
一Hm一contestó sin más.
一Aunque debido a la herida de tu hombro, creo que esperaremos un poco para hacerla.
一¿Qué debo hacer?一murmuró.
一La prueba práctica se divide en varias partes. Estas son, pelea armada y a puño limpio, artes marciales, velocidad, sigilo, puntería, nado, reflejos, fuerza y resistencia一Yaeko alzó las cejas y suspiró一. Por otro lado, la prueba teórica consta de un análisis psicológico, test de IQ, resolución de problemas, y un examen de conocimiento general de cosas que te enseñan en la escuela secundaria, es muy fácil no te preocupes. A parte que, si posees alguna otra habilidad y eres capaz de demostrarla, siempre estaremos encantados de sumar puntos一soltó una carcajada, pero a Yaeko no le pareció gracioso nada de lo que estaba ocurriendo.
El clima allí era más fresco, y eso fue de las primeras cosas de las que se dió cuenta. La agencia estaba apartada del centro, cerca de un gran solar que servía como aparcamiento, y que estaba repleto de coches. El edificio era oscuro con cristales tintados y pilares de mármol negro, que le daba un toque elegante y misterioso a la vez al asunto. En la entrada, había dos guardias con gafas de sol, erguidos como estatuas y con cara de pocos amigos. Masón abrió la puerta para ambos y caminó detrás de ellos hasta el interior, sin decir una palabra.
一Ve y date un baño, querida. Masón, guíala hasta los baños, y dile a Nezumi que le lleve ropa.
El hombre asintió en silencio y comenzó a andar, así que Yaeko lo siguió一Tras lavarse, vaya a la enfermería y al sastre más tarde.
一Vale.
Hacía más frío de lo que esperaba, y se estaba helando un poco con la camiseta sucia y llena de sangre de tirantes que llevaba. La agencia era espaciosa y se veía cara en su interior, con alfombra roja y jarrones orientales de gran valor. El vestuario de las mujeres era enorme. A los lados había taquillas, en el medio un largo banco y al final del todo, una pequeña piscina de agua caliente que encima tenía un cuadro barroco. Masón cerró la puerta y dejó ahí sola a Yaeko, que se percató de unas chanclas que había en el suelo. No le dió mucha importancia y se desvistió para darse un baño.
El baño fue increíble, la temperatura era perfecta y el ambiente era ideal. Tuvo tiempo para pensar un poco sobre todo, pero paró antes de volver a llorar.
Hundió su cabeza en el agua.
一Uhm…¿Disculpa?一Escuchó nada más salir, se dió un susto. Volteó para ver en la puerta a un joven de unos veinte años, de pelo largo y castaño, liso como la seda. Su rostro era fino, con ojos verdes oliva que le daban un lindo atractivo.
En las manos llevaba una muda de ropa de tonos apagados y una toalla. Entró con un poco de nerviosismo y se sobresaltó también al ver a Yaeko emerger del agua. Apartó la mirada, dejó la ropa y salió.
Se acababa de poner la ropa interior cuando alguien la estampó contra las taquillas de metal, le agarró el hombro y trató de someterla. La herida dió un fuerte pinchazo en su sistema nervioso, y no pudo evitar pegar un pequeño grito antes de levantar la pierna y dar una patada trasera.
Se giró como un rayo para ver quien la estaba atacando, y todo para encontrarse con otra chica.
Su pelo brillaba con un curioso color azul marino, que se movía como lacias olas de la suave marea mediterránea. Era bajita, así que el pelo le llegaba hasta la lumbar y su perfilado flequillo ocultaba la fiereza de su ceño fruncido. Era una beldad, pero encabronada y en ropa interior con ganas de pelea.
Le tiró un golpe veloz a Yaeko directo a la cara, el cual esquivó y su puño se incrustó en el metal de las taquillas. Yaeko aprovechó la guardia baja para tirarla al suelo con una impecable técnica, se subió encima suya y la inmovilizó.
一¿Quién eres tú?一Preguntó Yaeko, con un semblante frío.
一¡E-Eso es lo que yo digo!一Contestó la beldad a duras penas mientras que una mano agarraba su cuello.
La puerta se abrió de un estallido, y por ella pasó una mujer agitada, un poco como dirían, “rechoncheta” y de unos treinta años por ahí. Su pelo, recogido en un desordenado moño del que se escapaba un largo mechón ondulado color guinda, y sus ojos, verdes esmeralda con largas pestañas, pero lamentablemente cubiertos con unas gafas al aire rojas y bajo estas, un lunar en la mejilla derecha. Llevaba una ropa colorida, muy diferente a las vibras de la agencia.
一¡¿Se puede saber qué estáis haciendo?!
一¡¿Quién cojones es esta?!一Preguntó la joven, haciendo alusión a Yaeko.
一¡Es la chica nueva!一Al decir eso, Yaeko la soltó y se levantó con las manos en alto.
一Joder…
一Lo siento.一Se disculpó Yaeko mirando hacia otro lado. La mujer miró a la beldad con una cara de enfado, pero ella sólo puso los ojos en blanco y bufó.
一¡No eres mi madre!一Y dicho esto, agarró por cercanía la toalla de Yaeko y se marchó cubierta con ella, descalza.
一Lo siento de veras.一Declaró la mujer.一Mi nombre es Lorus, soy la que se encarga de la ropa aquí, y…ella era Akabane. Tiene muy mal genio, espero que la perdones. Nadie le había informado de tu llegada.
一No se preocupe, la entiendo…一Contestó con la mano en el hombro izquierdo.
一¿Qué te ha ocurrido en el hombro? Déjame ver.一Insistió al ver algo rojo entre los dedos de Yaeko. Se acercó.
No había razón para ocultarlo, así que se la enseñó, y la cara de la mujer se horrorizó.一¿Qué ocurre?
一¡¿Cuánto tiempo llevas así?!
Yaeko miró al suelo, haciendo memoria.一Pues…unos once días, pero ya estoy bien.
一¡¿Bien dices?! ¡Vayamos al médico!
Abrió los ojos y retrocedió.一¡No tengo seguro médico!
一¡¿Y quién dice que vayamos a ir a un hospital?!
Y con esto dicho, se vistió rápidamente y la arrastró hacia una clínica que curiosamente estaba dentro del edificio. Dentro había una chica de pelo azul oscuro, liso y recogido en una coleta baja, llevaba gafas y una bata blanca de hospital. Era como un pequeño hospital, con camillas y cortinas, estantes repletos de frascos y esos típicos posters sobre la salud. En una de las camillas estaba acostado un hombre fuerte y moreno sin camisa, que por lo visto estaba siendo tratado por la delgada mujer de unos veintisiete años. Estaba cosiendo una herida de su abdomen. Cuando las dos chicas entraron por la puerta, levantó la mirada.
一¡Lidiaaa! ¿Estás ocupada?
一No sé, ¿tú qué crees? Espera, ya casi termino.一Suspiró tras unos segundos de silencio.一En fin, ¿Qué ocurre?一Preguntó deslizándose con la silla lejos de la camilla para dejar los instrumentos en un gabinete.
一¿Recuerdas que el jefe dijo que quizá vendrían dos chicas nuevas?
一¿Vienes a presentármelas? Yo solo veo a una.一Yaeko miró hacia otro lado con angustia.
Se rió.一No, es que está herida.
La mujer levantó una ceja.一¿Qué le pasa?
一Que te lo diga ella, yo tengo trabajo aún por hacer.一Miró a Yaeko.一Ven a verme cuando termines, estoy en la segunda planta, al lado de los baños.
Asintió y Lorus se fue.一Ven, siéntate.
一...一Tomó asiento y se quitó la camisa.
一Vaya, vaya…一Murmuró viendo la herida detenidamente.一¿Quién te disparó?
一El sobrino del jefe.
Se sorprendió.一Bueno, esto es mejor que una tumba. Al menos sigues viva.
Miró hacia otro lado sin mucho ánimo en la cara.一...
一¿Y la otra chica?
Frunció el ceño.一…Ella no…No quiso venir.
Tragó saliva.一Oh.
Al salir no sentía el hombro, pero su brazo se sentía cansado. Se dirigía al despacho de Lorus cuando un chico familiar la paró. Era el que le había traído la ropa antes.
一¡Hola!一Exclamó con emoción.一¿Eres la nueva, no?
Ella asintió.一Mi nombre es Yaeko.
一Es un placer, puedes llamarme Nezumi.
“¿Nezumi?” Pensó extrañada.一¿Te llamas rata?
Se rió entre dientes.一Es solo un apodo que me puso el jefe, mi nombre real es Ethan.
“Definitivamente tiene cara de Ethan” Pensó.一¿Y por qué?
Sonrió一Dice que soy tan escurridizo como una. Soy de la élite.一Reveló.一Me especializo en infiltraciones y en escapes.
Yaeko se sorprendió, con razón no llevaba el mismo uniforme que los guardias.一Eso explica algunas cosas.
一¿Has hecho ya las pruebas de acceso?
Negó con la cabeza.一Estoy herida ahora mismo.
一Pareces fuerte y lista, espero no verte con el uniforme de guardia.
Soltó una risa por lo bajo.一No me puedo confiar. Por ejemplo, Masón se ve enorme y fuerte, ¡Pero es guardia!
一Bueno, de hecho, fue Masón el que no quiso entrar en la élite.
一¿Por qué?
一No tengo ni idea.一Respondió encogiendo sus hombros.一Es un tipo reservado que guarda con recelo sus opiniones o motivos.
一…Vaya.
一He oído de Lorus que te peleaste con Akabane.一Yaeko miró hacia otro lado.一Pero quiero que sepas que, en el fondo es buena chica.一Miró su reloj.一¡Se me hace tarde! ¡Nos vemos mañana, Yaeko!
Y dicho esto, se fue a paso ligero al exterior.
Continuó andando hasta el sastre, y al entrar, se quedó anonadada al ver tanta ropa lujosa, casual y formal en una misma sala. Al fondo de la sala, había vestidores, unos maniquíes, espejos, taburetes y un escritorio con una máquina de coser en la que estaba Lorus sentada mirando su teléfono con los pies en la mesa.
一¡Por fin llegas!一Se levantó.一Ven, ven. ¡Te he preparado tu uniforme! ¡Dime si te gusta!一Exclamó señalando a uno de los maniquíes.
Se trataba de un traje negro, parecido al de los guardias con la excepción de que en vez de un blazer, tenía un abrigo largo de color negro. La camisa de botones era blanca y la corbata negra y larga le daba un toque formal. Los pantalones se veían elegantes y aún más lo hacía el cinturón de piel de hebilla plateada. Los zapatos no se quedaban atrás, siendo estos unos de vestir de cuero negros con cordones pero femeninos a la vez.
一¡El abrigo es del mismísimo jefe!一Yaeko se quedó pasmada.
一¿C-cómo has dicho?
Asintió.一Él vino y me lo dió porque te veías helada al llegar. Tiene muchos iguales, así que no te preocupes.
Caminó despacio hasta el maniquí, sin quitarle la vista de encima.一No sé…¿No es un poco muy formal?
Río.一Chica, al jefe le gusta lo formal. Y además, con ese tan alto cuerpo y esa cara así de fina y gélida tuya, podrás lucirte con esto.
Estaba un poco confundida.一Bueno…Está bien.
Lorus hizo un ademán de victoria y le dio el traje.一¡Ve a cambiarte!
Comments
Displaying 0 of 0 comments ( View all | Add Comment )