Charlaron largo y tendido, quizá durante cuarenta minutos. Al terminar, Yaeko se separó de la barandilla de un empujón y caminó hacia la moto, que yacía en una esquina, abollada y en muy mal estado.
一Esto ya no nos sirve一comentó después de examinarla minuciosamente一. Ayúdame a levantarla.
Li se acercó, y entre las dos, tiraron la moto al agua.
A la mañana siguiente los golpes de la noche anterior empezaron a pasarles factura. Fueron hasta la cafetería para desayunar y reunirse con el señor de anoche, pero no lo encontraron por ningún lado. Fue entonces que se les acercó un alto y corpulento hombre en traje.
一Acompañadme一les ordenó severamente.
Li suspiró y se mordió la lengua.一¡Ya nos van a arrestar!一le susurró en el oído a Yaeko, que solo se rió.
一No te preocupes.
Li miró hacia otro lado con una mueca en la cara一Uhm…
El hombre caminaba a paso firme con las manos detrás de la espalda, y se veía rígido pero a la vez bastante relajado. Las llevó hasta una sala un tanto apartada del restaurante, y a medida que avanzaban, se cruzaban con menos personas, hasta el punto de entrar en la zona de “sólo personal autorizado”.
一¿A dónde vamos?一 preguntó Yaeko, pero no hubo respuesta.
Li puso los ojos en blancos con molestia y soltó un bufido. A ella no le gustaba la gente así, a pesar de que varias veces hacía lo mismo, porque ese es el arte del ser humano.
Pararon frente una puerta bastante lujosa y elegante, con grabados en la madera y ríos de mármol de costa dorada. El señor entró sin más, y menuda sorpresa se llevaron cuando vieron toda la ropa que había ahí.
一No sabía que el barco tenía un teatro一 intuyó Yaeko, viendo al fondo de la sala algunas preparaciones para las puestas en escena.
一El jefe ha dicho que no debéis ir por su crucero así.
Yaeko se miró de arriba a abajo一¿Qué hay de malo con mi ropa?
一¿Pero tú te has visto?一replicó la otra一¡Llevas llena de sangre desde ayer!
一…Alarmas a los pasajeros一confesó el hombre, a lo que Yaeko alzó una ceja en señal de aprobación一. Y tu ropa está rasgada一añadió mirando a Li.
一Es de cuando nos caimos anoche, joder…一murmuró.
Yaeko le dió un golpe en el hombro.
Ambas entraron y el guardia se quedó esperando afuera. Había muchísima ropa, y lo más normal que encontraron y que era mínimamente adecuado parecía sacado de una película de los ochenta. Tras cambiarse salieron y el mismo hombre las acompañó hasta la cafetería. Atravesaron todas las mesas hasta el fondo. El dúo sentía su estómago rugir mientras pasaban al lado del buffet y su boca parecía haber pasado por una riada a la primera calada de aire.
Se pararon frente una alta y sofisticada puerta al final del todo que llamaba bastante la atención. Tocó a la puerta dos veces, y tras unos segundos, otro hombre de semejantes cualidades físicas abrió la puerta discretamente. Las chicas entraron por su cuenta un tanto confundidas, ¿Qué era todo este secretismo?
Dentro había una espléndida mesa, repleta de comida, casi como si hubieran puesto un plato a rebosar de cada cosa que había en el buffet y lo hubieran cuidado para que se viera aún más apetitoso que ahí fuera. Al final de esa larga mesa estaba el hombre de la noche anterior, esperándolas con una sonrisa de oreja a oreja.
一¡Buenos días, florecillas!一a Li le costó aguantar la risa, pero Yaeko se erguía tan seria como de costumbre ante desconocidos.
一Buenos días一contestó.
一Sentaos, porfavor, sentaos一les pidió con un ademán de manos. Las chicas se sentaron en los dos extremos de la mesa一. ¿Por qué tan lejos? ¡No muerdo!一Li miró a Yaeko, pero fue algo unilateral. Volvió a levantarse y se sentaron mucho más cerca del hombre.
Las dos estaban hambrientas. Li tuvo la suerte de poder comer algo antes de salir de casa, pero definitivamente ese no fue el caso de Yaeko. Ritchi hacía bastantes preguntas, aunque nunca parecía sorprenderse de las respuestas de las chicas, si no que llegaba a reírse.
一¿Así que en realidad no eres japonesa?
Li negó con la cabeza一China, señor.
Soltó una carcajada一¡No hace falta tantos eufemismos! A partir de ahora, sois mis amigas一les dijo en un maquillado tono amable.
Desayunaron tras lo que parecía un interrogatorio, y por fin pudieron volver a su habitación. Lo primero que hizo Li fue quitarse la primera capa de ropa.
一¡Estas mierdas son muy incómodas!
一La ropa de actuación por lo general no suele ser muy cómoda一contestó tranquila, pero un tanto concertada.
一…¿Qué te pasa?
一Esto huele a gato encerrado一se acercó para susurrarle algo al oído一. No te quites la ropa fuera del baño.
Li pareció entender rápidamente el mensaje一Me ocuparé de eso…Al menos cuando arregle mi móvil.
La miró con una sonrisa一Espero que puedas arreglarlo, voy a ducharme一se alejó, no sin antes darle una palmada en el hombro.
Las semanas transcurrieron tal cual así, todos los desayunos, las comidas y las cenas las degustaban junto a Ritchi, y luego tenían libertad para hacer lo que quisieran. Fueron en busca de ropa nueva, pero al ver los precios de las lujosas tiendas del crucero, se asustaron. Tenían el dinero de la madre de Li, pero eso no alcanzaba para mucho, y debían ahorrarlo para EE.UU. Lograron arreglar el teléfono después de unos días gracias a la colaboración de Ritchi, que le dió a Li uno nuevo, pero lo que la chica hizo fue desmontarlo y utilizar sus piezas en el suyo.
Ya casi estaban en su destino, llegarían para antes de la comida. Se encontraban desayunando los tres juntos, cuando de repente Ritchi habló y todo empezó a tener sentido para ambas.
一Podría preguntar, Yaeko, ¿Quién fue el que te hizo eso en el brazo?
一Unos tipos en el almacén cerca del puerto一contestó en automático sin quitarle el ojo a su plato de comida.
一…¿De casualidad el que te disparó era joven, rubio y de ojos verdes?
Yaeko se sorprendió y agarró el cuchillo que tenía en su mano con fuerza pero de forma disimulada一¿Cómo lo sabes?
Se rió nervioso y se rascó la barbilla一Se podría decir que somos parientes.
Li se quedó muy quieta, vigilando con tensión la mano de su amiga en caso de que tratara de hacer alguna locura.
Ritchi se dio cuenta de la rigidez de ambas一¡Pero tranquilas! Os entiendo, a mi también me quiere matar一carcajeó despreocupadamente.
一…¿Por qué?一se atrevió a preguntar Yaeko tras unos segundos de vacilo.
一…Problemas familiares, que digamos…
一Supongo que todos tenemos al fin y al cabo一dejó el cuchillo y siguió comiendo. Li soltó un respingo.
Pasaron unos segundos incómodos hasta que Ritchi volvió a hablar一Por cierto, chicas.
一¿Uhm?
一Sabéis que os he financiado todo este viaje, y supongo que ya sabéis lo que diré.
一¿Qué quieres a cambio?一contestó Yaeko sin pelos en la lengua, y un semblante relajado, pero en su interior, su corazón se caía al vacío de la esperada intriga tan resistente de esos once días.
一¡Oh que directa, señorita!一rió entre dientes一 Puesto que me gusta adaptarme a mi entorno, responderé con la misma énfasis一hizo una pequeña pausa一. Quiero que seáis mis subordinadas.
Las chicas esperaban de todo menos eso, así que ambas se miraron incrédulas.
一¿Y qué debemos hacer si aceptamos el cargo?
Ritchi sonrió.一Tengo una agencia en Washington que posee edificios en cada uno de los estados, y también soy el dueño de este crucero, como ya habréis deducido estos días. Nos dedicamos a ofrecer nuestros servicios a la ciudadanía y tratar con los desechos humanos, y con eso me refiero a hacer ‘cualquier cosa’ que esté en nuestra mano. Por culpa del denso bosque que rodea la ciudad, tiende a desaparecer mucha gente, así que tenemos buena fama de rastreadores y es casi todo lo que hacemos. Varias veces nos contratan para eventos políticos, ya sea para el tema de la sastrería o de seguridad. Y bueno…一se inclinó ante las chicas con cara de malicia一. También hacemos cosas no tan éticas, si me entendéis…一Li frunció el ceño.一Os he estado observando minuciosamente estos días, y Yaeko, debes de saber pelear.
一¿Por qué está tan seguro de ello?
Soltó otra carcajada一¡Te has encontrado con mi sobrino y solo has salido con un agujero! Eso es un logro contando de que fuiste a rescatar a tu amiga, puesto que si no me equivoco, peleaste contra sus guardias, ¿No? Tus nudillos están abiertos desde que pisaste el barco, aunque ya están cicatrizando.
一Yaeko asintió lentamente, y él siguió hablando一Buscamos a personas tanto inteligentes como útiles, además de fuertes y valientes. Solo debéis pasar por unas pruebas y un examen teórico antes de entrar, tras eso, dependiendo de los resultados, ¡Quién sabe si vais directamente a la élite de Washington!
一¿Cómo se llama la empresa?
一“狩猟虎”.
“¿Tigres de caza?”, pensó Yaeko一 ¿Y qué hay de la paga?
一Tres mil dólares los cargos estándar, Cinco mil la élite.
Li se sorprendió, a lo que Ritchi sonrió一¿Qué me decís?
一…¿Podemos salir un segundo a hablarlo en privado?
一Claro, claro.
Las chicas salieron del lujoso lugar hasta la entrada, hablaron por casi diez minutos y volvieron a entrar.
一Me preguntaba si os habíais ido一confesó el hombre.
Li tenía muy mala cara, una furiosa一Cuenta conmigo一le dijo Yaeko, con perseverancia.
Ritchi se alegró y les regaló una sonrisa de oreja a oreja一¿Y qué hay de Li?
Ella apretó los puños一…De veras que no me puedo creer que estuviera contigo todo este tiempo…一murmuró, hablándole a Yaeko, qué pasó a estar angustiada.
一Mei, de veras lo siento, pero-
Antes de terminar, Li le dió un guantazo一¡Cállate, joder, cállate! ¡Eres una maldita psicópata! ¡No me llames por mi nombre!一lágrimas se escaparon de sus ojos, como si de sus refuerzos para defenderse contra todo se tratasen一¡NO PODEMOS HACER ESE TIPO DE COSAS, Yaeko!
Esta dio un paso hacia atrás一¿¡No ves que no tenemos opción!?
一¡PODÉIS IROS LOS DOS A LA MIERDA, PORQUE YO NO PIENSO MATAR A NADIE!
Ritchi sonrió en silencio, con los ojos cerrados. Yaeko suspiró一…¿En serio? Bueno, está bien…Entonces vete, ¡Vete y abandóname como todos hacen!
一¡ESO HARÉ, ASÍ QUE NI SE TE OCURRA INTENTAR RECURRIR A MI PARA SOLUCIONAR NINGUNA DE TUS CAGADAS!
Y dicho esto, cerró la puerta con un fuerte portazo que llamó la atención de todos los que estaba desayunando, y se marchó.
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