Me desperté a la misma hora de siempre para ir al instituto. Todos los días me lleva en coche la madre de mi amiga, que conozco desde que era un crío porque mi abuela y su familia son vecinos. Me llevo bien con ambas, aunque hablo más con Anna que con Gisela para ser honestos, su situación en casa tampoco es muy buena, y las pobres son menores que yo, siendo Anna la menor con 13 años recién cumplidos. Es como una hermana pequeña para mí, al igual que la otra.
ーBuenos díasーes lo primero que digo todos los días.
ーPerdón por la tardanzaーme dijo Amelia, su madre. Siempre dice eso, Anna y Gisela son muy lentas.
ーNo pasa nadaーle contesté con una sonrisa, aunque estaba harto porque yo tenía que sentarme en la acera, húmeda y fría, a esperarlas todas las mañanas. Pero eso era mejor que ir andando hasta el instituto, que tampoco quedaba muy lejos.
Llegamos diez minutos antes de que abran la puerta de entrada, así que me apoyo en la valla y dejo la mochila en el suelo. Ellas dos se sientan en el suelo a hablar con sus amigas, ¿no les da asco sentarse ahí? Rara vez alguien me habla mientras espero ahí, y eso que conozco a los demás. Cuando quedan minutos para entrar llega Adler, que vive literalmente detrás del instituto. El resto de sus amigos se quedan en la esquina mientras solo él viene conmigo para hablar. Recuerdo que discutí con él sobre esto antes, porque hacía unos meses me dejaba ahí solo con los de primero y segundo curso. Supongo que entró en razón y desde entonces viene conmigo. Aún no había llegado cuando vi al otro lado de la calle a un chico de pelo negro desordenado que usaba lentes finas. No lo había visto nunca antes por aquí, así que me entró curiosidad. Se veía un poco nervioso pero molesto a la vez, tenía una cara linda para ser honesto y una mirada desafiante, se veía desde ahí que tenía carácter. A decir verdad, no parecía de por aquí siquiera. ¿Quién era ese chico? Todavía lo miraba cuando Adler apareció de la nada y me tapó la vista.
ー¿En qué piensas?
ーNada. Buenos díasーahora estaba molesto, ¿no se podía quitar?
Estuvimos charlando sobre un exámen que teníamos ese día de matemáticas cuando le pregunté sobre el chico.
ー¿No lo sabías?ーugh, como odio cuando dice eso, me hace sentir estúpidoーAyer me dijo Leonーun amigo común que va a mi claseーque el tutor os había dicho que vendría un nuevo alumno, y además ruso.
Levanté las cejas, no hay muchos estudiantes extranjeros en nuestro institutoー¿Sabes cómo se llama?
ーLo descubrirás dentro de poco en clase.
ーPor cierto, no tengo calculadora para el exámen, ¿me das la tuya? Te la devuelvo en el descanso.
Me miró mal por olvidarla en casaーToma.
Fui a clase y me senté en mi sitio. Emma pasó por mi lado, ella se sienta detrás. Me gustaba. Es una chica alegre que todo el mundo conoce porque es amiga de todos. En un viaje de estudios enfermó a media noche y fui a cuidarla hasta la madrugada junto a Thoma, un amigo, también extranjero, que llegó hace unos meses desde México. Estaba sola porque su compañera de habitación se había ido con las otras populares de la clase, habían discutido o algo así. Me hubiera gustado haber estado a solas con ella, pero Thoma se tuvo que meter también, aunque él solo dió más problemas porque comenzó a sangrarle la nariz y acabé yo como enfermero de ambos. Estuvimos con ella hasta las tres y media de la mañana. En ese momento estaba enamorado de ella, pero hace unas semanas me prometí que pararía, y Adler lo sabe. Desde entonces es parte de nuestro grupo de amigos.
ーNo tienes buena cara esta mañanaーme dijo.
ー¿Cuándo la he tenido?
ーLos viernes.
Sonreí y me reí en lo bajoー¿Sabías que viene un nuevo alumno?
ーAlgo me ha comentado Leon.
¿Por qué Leon se lo ha dicho a todos menos a mi? ¿Acaso tienen un grupo secreto sin mi? Espero que no sea eso otra vez. El maestro pidió silencio antes de pedirle al nuevo chico que entrase.
ーPreséntate.
SuspiróーHola a todos, me llamo Matvey.
ー¿Algo más que quieras añadir?
Negó con la cabeza, ¿con que el nuevo era reservado? Pues vayaー¿De dónde eres?ーle preguntó Emma.
ーRusia.
ー¿Alguna otra pregunta más?...¿No? Vale, pues Matvey, siéntate en la mesa de allí.
A veces se me olvida que la mesa de mi lado lleva vacía todo el trimestre por si venía alguien nuevo. El chico se sentó y sacó sus libros. Comenzada ya la clase, Emma le dió un toque en el hombro, del que el chico se apartó.
ー¡Oye!...¡Pspspsps!ーmurmuró.
ーEmma, si alguien te ignora es por algo. Déjalo en pazーme recordaba a mi yo de primero. Matvey me miró de reojo mientras hacía lo que mandó el profesor, pero pronto volvió a lo suyo. Por fin sonó el timbre y Adler entró por la puerta.
ー¿Vas a dormir otra vez?
ーSí…
ー¿No duermes en tu casa o qué? ¿A qué hora te acuestas? Siempre te ves tan cansado…
ーTengo insomnio.
Se sorprendióー¿En serio?
ーTe lo dije hace dos meses.
ーOhー¿Tan poco le importaba? Vaya. Se notaba que ahora estaba incómodo, me gusta cuando la gente se siente culpable por sus acciones.
Los días pasaban. El chico nuevo siempre estaba muy ocupado poniéndose al día, lo sabía porque lo miraba desde un hueco entre mis brazos cuando me acostaba. Desde ahí lo pillé mirándome varias veces, quizá sabía que lo estaba observando. Me daban ganas de preguntarle si quería ayuda, pero por lo que noté, no es muy social. Cuando Emma se le acercaba para hablar le decía que parase porque estaba ocupado o se ponía los auriculares para no escucharla. Leon también intentó hablar con él, sin éxito obviamente, al igual que Nickolaus, otro amigo de Adler. Era un chico misterioso, reservado y sin pelos en la lengua, aplicado en los estudios también, podría ser presidente del consejo si no fuera por su poca extroversión. Un día, no bajó al patio para comer y se quedó en la clase. Yo no salía bajar, no como mucho, y tampoco es que Adler y los otros me presten mucha atención.
Ambos estábamos solos. El sonido que hacía al escribir era el único sonido en toda la sala, eso y el jaleo de los estudiantes hablando en el patio. Me encontraba acostado en mi brazo, viéndolo trabajar.
ー¿No haces otra cosa?ーle hablé, por fin.
ーVoy atrasadoーrespondió sin siquiera mirarme.
Mirándolo detenidamente, tenía muy buenos rasgos, andróginos diría yoー¿Quieres que te pase mis apuntes?
Lo vi vacilar, seguro que pensaba que no eran útiles porque estaba medio dormido todas las clases, pero no es así. Antes de que pudiera contestar, se los pasé.
ー...Gracias.
ーSabes, la gente te tiene ascoーle dijeー. Por tu carácter. Te llaman engreído.
Frunció el ceñoーEntonces, deben decir lo mismo de ti.
Sonreí, no se equivocabaー¡Mejor para mí! Así no se me acerca nadie para hablar cuando trato de dormirーme estiré en la silla.
ーTienes amigos.
ーNo es como que me hicieran mucho caso, pero al menos me hecho unas risasーno sé si era porque sabía que a Matvey no le importaba mi vida, pero sentía que podía hablar con élー. Me caes bien.
Se veía un poco sorprendidoー...
No nos hicimos cercanos ni mucho menos al pasar de las semanas, todo siguió igual. Llegó el día de las vacaciones de verano, después de ellas solo quedaba el último trimestre de cuarto. Falté al último día de clase, estaba enfermo, o al menos eso les dije a Adler y a Emma.
Mi apartamento siempre ha sido lúgubre. Mi padre se marchó cuando tenía siete años porque mi madre era alcohólica y no la soportaba. No me quiso llevar con él, decía que quería una nueva vida, y se fue del país. A las pocas semanas también se fue mi hermano. Tuve que quedarme aquí, cuidando de mi madre y haciendo todo lo relacionado con la casa. Nunca invito a amigos aquí, no quiero darles pena. Estuve solo todo el día, tumbado en la alfombra del salón. Me ayuda a pensar. Quería morir ese día. Nadie me mandó ningún mensaje para preguntarme cómo estaba, o para decirme que me había dejado mis cosas en la cajonera. Pero todo eso no va a importar nada dentro de poco.
Fui al cuarto de la limpieza, donde tenía escondida una cuerda que compré hace meses. Abrí la puerta del pequeño balcón y comencé a hacer los nudos. La até a la barandilla y me puse de pie. La noche era igual de deprimente que siempre.
Inesperadamente, alguien tocó el timbre. No fui a ver. Subí una pierna con la soga al cuello. Volvieron a tocar el timbre.
ー¡Cuuuuuuurt!ーescuché decir a alguien detrás de la puerta. Su voz me sonaba de algo. ¿Podría ser Adler? Tenía que estar seguro. Pegué un salto y caminé hasta la puerta.
La abrí sin preguntarー...¿Matvey?ーllevaba un puñado de cosas entre manos.
ーLas cosas de tu cajonera.
ー¿Cómo sabías dónde vivía?
ーEmma me lo dijo.
ーOh…Gracias.
Podía sentir como examinaba el fondo. Recordé que había tirado la cuerda por el suelo, y me estreséー¿Puedo pasar?
Me extrañóーClaro…Perdón si está un poco desordenado. Tuve que encender todas las luces, porque yo estaba a oscurasー¿Te sirvo algo?
ーAgua.
Podía sentir como miraba la cuerda…Ahora sí que quería morir, en un movimiento rápido corrí la cortina.
ーVeo que estabas en medio de algo.
ーJajaja…¿De qué?
ーSuicidarteーla forma en la que respondió era como si le quitase hierro al asunto.
ー¡Que va! Estaba colgando las decoraciones de navidad…
ー¿En verano?
ーSerá el espíritu navideñoーme reí. Por favor, que se vaya ya…Un incómodo silencio nos inundó unos minutos.
ーNo quiero que lo hagas.
ー¿Uh?
ーNo quiero que te suicides.
Me sentí molesto, era obvio que me había pillado así que no servía de nada negarloー¿Por qué debería hacerte caso?
ー¿Sería mejor persona si no hiciera nada? ¿Crees que lo hago por pena? ¿Crees que estoy siendo egoísta? ¿Crees que no me va a importar salir de aquí y que te mates al momento?ーse sentó en mi sofá.
ー¿Por qué te importa? Ni me conoces. Muchas gracias por venir a traerme mis cosas, pero creo que ya te puedes ir de aquíーsoné un poco borde a decir verdad…
ー¿Así tratas a tus invitados? No me iré.
Suspiré y me apoyé en la pared, resbalando hasta el suelo. Miré al techoー...¿Por qué cuando no quiero que me hagan caso, me prestan atención?...ーmurmuré.
Matvey no dijo nada, solo se quedó mirándomeーAbriste la puerta.
ー¿Uh?
ーAbriste la puerta, y sin preguntar quién era. Tú no quieres morir, de otra manera te hubiera dado igual y te hubieras colgado de todas formas, pero no, porque en el fondo querías que alguien te salvara.
SuspiréーNo puedo refutar ahí…
ーEs por eso que no me iré.
Lo miré.
ーPor mucho que digas que no, sé que no quieres que me vayaーcontinuó diciendoー. Te encanta poner a prueba a los demás, ¿verdad?
Me sentía completamente expuestoーVaya, no solo eres listo para las matesーalzó una cejaー, por favor, no le digas nada a los demás.
ー¿Qué sacaría de eso?ーcontestó con parsimonia.
No pude evitar sonreír, estaba emocionado. De repente, se me habían ido por completo las ganas de morir. Fui al balcón para recoger la cuerda, pero cuando caminé hacia ahí, Matvey se sobresaltó y me agarró del brazo.
ー¡Tranquilo, tranquilo!ーle dije entre risasー, solo voy a quitar la cuerda.
Se veía confundidoー¿De veras?
ー¡Sí!, quién sabe, quizá solo estaba aburrido.
Me pasaba a menudo, cuando la rutina no cambiaba durante meses, no discutía con alguien o no generaba problemas, me aburría y me daban ganas de acabarlo todo porque nada parecía valer la pena. Pero ahora que tenía la oportunidad de hacerme cercano a Matvey, y entretenerme unos meses con él, solo quería existir y dejar todo lo demás de lado. Era una nueva obsesión temporal, Adler y los demás me daban igual ahora, podían ignorarme todo lo que quisieran, porque yo podría pensar en formas de molestar o acercarme a Matvey mientras ellos lo hacían. Cuando construyes algo, casi de seguro que te va a decepcionar algo, pero cuando la controlas y destruyes, no te puedes decepcionar. Por eso dejé de tener fé en que la otra gente fuera realmente buena persona, de esto me di cuenta por culpa de Thomas. Las primeras semanas era el único que se daba cuenta de que algo no estaba bien conmigo, y se preocupaba por mí, pero tras eso, solo hablaba de sí mismo y de sus problemas, dejándome de lado. Lo odio, y también odio que sea tan cercano a Adler, tenemos un chat grupal los tres ahora. Pero nada de eso me importaba ahora, ¡la sangre me corría por las venas otra vez!
ー¿Por qué te ves tan feliz de repente?
No podía ocultarlo, ¡me estaba dominando la euforia!ーTuve una idea para pintar un cuadro.
ーOh, con que pintas cuadros, con razón huele así de fuerte aquí dentro.
ーSí…La verdad es que no suelo abrir las ventanas cuando pinto, huele a disolvente todo el tiempo.
ー¿Puedo ver tus cuadros?
ーUh…Son un poco raros, no sé yo si te van a gustar…
ーSolo un vistazo estará bien.
suspiréーVen.
No puedo expresar con palabras su expresión cuando las monstruosidades que plasmaba en cada lienzo se reflejaron en sus ojos.
ーEsto…¿Eres esquizofrénico?ーse le oía genuinamente preocupado, no pude evitar reír.
ー¡Qué va! ¿Ves?, te dije que eran raros, volvamos al salón.
Cerré la puerta del cuarto de limpieza, los guardo todos ahí.
ー¿Qué significan?
ー¿Qué crees que significan?ーrespondí con picardía. Reaccionó poniendo los ojos en blanco
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