Me dices que la dependencia es un mal hábito,
como el cigarro antes de dormir,
como el carmín en los collares de perlas,
como las manos inquietas bajo la mesa
cuando nadie está mirando.
Hablas de moral en calzoncillos,
con la boca aún tibia de mi piel,
con el aliento perfumado de mi nombre.
Dices que el hambre no es amor,
pero amor, ¿qué es lo que te llena
si no es de mí?
Nos servimos en platos de porcelana,
con tenedores de plata y sonrisas rojas.
A sorbos, a bocados, nos volvemos eternas,
pintando con sangre las servilletas blancas.
Porque esto es civilizado, ¿verdad?
Si usamos buenos modales,
si mantenemos la compostura,
si nos devoramos con gracia
entre murmullos y risas contenidas.
Y cuando todo acabe, amor,
cuando ya no quede más que hueso y memoria, cuando la luna nos mire con su
cara insensible,
tendrás razón, como siempre.
La dependencia es un mal hábito.
Pero dime, cuando despiertes sola,
con el eco de mi pulso en tu garganta,
¿quién te va a llenar ahora?
Comments
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gaiatgrrr
Que lindo!!