Para Angelo:

Esta noche me tomo el ultimo tapsin que me trajiste, siento que la garganta me mata, aún no toco el chocolate que me diste, se siente como si lo comiera desaparecería lo último que me queda de ti, sería como si nunca hubieras existido o como si el viento te hubiera llevado con él. 

El último día que hablamos tuve que irme de la casa a vivir con Lulú, lleve todas las pastillas a la universidad y me propuse morir, mi profesor alertó a la universidad y hablando con la psicóloga, decidí irme, luego de eso estuve mejor, sigo llorando mucho y tomando pastillas que no me corresponden pero me mantengo ahí.

Me engañaste, al menos eso es lo que se dice, no cuando, ni con quién, tampoco es como que quiera saber, por el bien de mi sanidad mental será ese tipo de cosas que te duelen y guardas en una cajita esperando que no tome mucho espacio en el fondo de la mente.

Tengo fe en que leerás esta carta, aunque no a que respondas, sí pido una señal, porque cuando estaba lista para morir no estaba lista para que me odiaras, sigo esperando que estés bien y que un día demuestres que no era que no te importara, era que tú también estabas mal. Si me hablas, prometo no responder, si eso te permite dejarme saber que recibiste mis palabras.

Sería bueno oír sobre ti.

No volveré a escribir sobre ti, ni para ti, esto soy solo yo dándome la oportunidad a hablarte como hubiera querido, dándome la oportunidad a que des una señal, un simple "sí" basta, una foto a una flor morada, una canción, me daré cuenta y no tendrás que hablar.

Entonces sabré que está bien, y comeré el chocolate, y no habrás existido jamás, y olvidaré lo poco que recuerdo, y no volveré a saber.

Mi último deseo es que nunca me olvides.