maldito hombre.

Desde el año aquel en el que lo miré,
mi alma en sus ojos se fue a esconder.
Quise hablar, con mis intenciones fui sincera,
un "...amigos" llegó como barrera.

Cortos mensajes, el hilo del viento,
pero en mi mente quedó su aliento.
Lo pienso a diario, me duele el pecho,
como un susurro que me marca en secreto.

Por las noches su rostro aparece,
entre sueños me busca, y mi ser estremece.
Quisiera arrancarlo de mi pensamiento,
pero sigo aferrada a este sentimiento.

Un buen chico que llama mi puerta,
su luz me abraza, su alma es abierta.
Mas yo, aferrada a sombras y lo que no fue,
cierro los ojos y su recuerdo me envuelve.

Quisiera olvidarlo, soltar su imagen,
mas algo me ata, un amargo anclaje.
Pero el corazón no puede insistir,
quien no te sueña, no debe vivir.

Me engaño a veces, juro olvidarle,
pero entre sueños llega a nombrarme.
Como un reflejo que insiste en quedarse,
como un eco necio que no quiere ahogarse.

¿Por qué insisto en quien no me piensa?
¿Por qué me aferro si mi alma a él le pesa?
Tal vez es hora de abrir otro camino,
de darme el amor que he dado o de algo recíproco.

Rompo cadenas, renuncio a su rastro,
miro mi reflejo, me elijo en el acto.
Quien te quiere, te busca y te siente,

Respiro profundo,
elijo mi paz, elijo mi mundo.
Si alguien quiere, vendrá sin miedo,
sin medias sombras, sin indecisiones, sin más desvelos.

Y así, sin lastres ni anclas,
dejando en el viento promesas blandas.
Que ame quien quiera, que busque quien sienta,
yo sigo mi vida, aunque un mensaje espere despierta.