25/01/25
La madrugada tiñe mis huesos
Con una melancolía sonora,
En los ruidos de la noche
Te encuentro impreso.
Una sonrisa inconfundible
Quemada en mis retinas
Me recuerda al príncipe
Sin corona y de ausentes armas.
Mirada de celaje escondida tras cristales
Que protegen su fragilidad
Cual obra de arte invaluable.
Se hace presente, brillante, en la oscuridad.
Ríos de inocencia que se abren en sus brazos,
Se esconden entre sus nudillos,
Esperando al valiente que los estudie
Hasta memorizar cada curva y contracorriente.
Piel delicada de tacto sedoso,
Nieve tintada por amapolas rosas,
Digna de homilías enteras
Por su aura que evoca un sentir religioso.
Muchacho acendrado,
De alma alba inefable.
Con rizos de un castaño etéreo
Y palabra de corazón sensible.
Envidio a aquel que con fortuna
Se gane tu cariño y compañía,
Aún así, con mi ser estólido y de cobarde naturaleza
No me cansaré de retratarte entre mis humildes poemas.
-Yara Neri
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