𝓓𝓘𝓐𝓡𝓘𝓞 𝓓𝓔 𝓤𝓝 𝓐𝓝𝓖𝓔𝓛

    (DISMORFIA)

A veces me siento como si estuviera atrapada en un cuerpo que no me pertenece, un cuerpo que rechazo cada vez que lo veo en el espejo. Es una batalla diaria, un recordatorio constante de todo lo que detesto de mí misma. Me miro desnuda y no siento otra cosa que asco. Cada curva, cada marca, cada detalle parece gritarme todo lo que no soy, todo lo que no puedo ser.
Me comparo con otras personas, aunque sé que no debería. Es como si estuviera envenenándome a propósito, buscando esas imágenes perfectas que alimentan este odio. Ellas parecen tener todo lo que yo no tengo: belleza, confianza, esa facilidad para existir sin cuestionar su reflejo. Y yo… yo me consumo en celos, en la frustración de saber que mi inseguridad es como una sombra que nunca se aparta de mí.
Me odio por no poder simplemente aceptar lo que soy, por dejar que esta dismorfia controle tanto de mi vida. Me odio por la envidia que siento hacia quienes parecen tenerlo todo. Y aunque intento esconderlo, esos sentimientos se filtran en cada interacción, en cada relación.