Pero el propietario tenía acuerdos matrimoniales con la madrastra de Tokubei, proporcionándole grandes cantidades de dinero. Exigió a Tokubei que le devolviera ese dinero.

Tokubei fue a su aldea y logró recuperar el dinero de su madrastra. Después de eso, con amabilidad le prestó el dinero a su amigo, Kuheiji, porque este dijo que se iba a declarar en bancarrota.

Pero después de la deuda, Kuheiji descaradamente negó la existencia de tal deuda. Tokubei se dio cuenta de que había sido completamente estafado. Intentó atacar a Kuheiji y sus seguidores lo defendieron y acusaron de él como un estafador.

Kuheiji se encargó de regar la inventada historia de que Tokubei había intentado extorsionar por su dinero. Asegurando que será sin duda ejecutado y entonces se quedará a Ohatsu para sí mismo.

Tokubei y Ohatsu evitan ese destino, por lo que planean suicidio para poder reencarnar y así vivir juntos en otra vida.

En el templo Sonezaki, Tokubei ata a Ohatsu a un árbol. Prepara la navaja para apuñalarla, pero al estar nervioso y hasta triste por tener que hacer esto, sus movimientos torpes van en todas las direcciones, y uno de ellos finalmente da con la garganta de Ohatsu y ella empieza lentamente a morir. Antes de que así ocurra, Tokubei entierra la navaja por su propia garganta y los dos mueren uno junto al otro.