Algunas veces me gusta hablar de mi día. En general, no hago mucho; trato de mejorar un poco cada día. Hago lo que cualquiera puede hacer: vivir, reír y dejar de pensar tanto en mí, en el futuro, en los rostros, y simplemente disfrutar los días.
Ya tiene tiempo que cambié mi forma pesimista y deprimida. No se puede hacer de un día para otro, pero ahora sonrío más y hago las cosas por gusto. Claro, aún tengo episodios donde es profundo mi sentir ante lo absurdo que es la vida, pero lo he cambiado… y si la vida es absurda, yo lo soy también.
Por eso cambié: porque no necesito nada más que las riendas de lo que hago para tener una buena vida, para disfrutar los días y las pequeñas cosas en ellos. Soy algo libre… o por lo menos un poco más cada día.
Ayer, estando muy marihuano junto con un amigo, nos sentamos frente a la playa. Estábamos acompañados por gente que fue a una “fiesta” ahí: un grupo de unas 120 personas, ruidosas, con música, bebiendo, fumando o haciendo otras sustancias. No lo juzgo del todo, pero no es mi manera de fiestar. Quizá alguno hasta encontró el amor, quién sabe.
Yo, sentado lejos de ese conglomerado, me puse a hablar con mi amigo sobre lo que me parecía la vida. A mi lado había un güey que se veía relajado, pero que cuando nos sentamos se alteró un poco. Estaba en un viaje de hongos… y quién sabe qué más. Movimientos cada vez más rápidos; no sabía si quería pelear o hacer algo loco.
Decidí prender otro para fumar y le dije que fumara con nosotros. Se acercó. No sé su nombre ni su teléfono, pero empezó a hablar de su vida y de lo que hace. En ese momento llegaron unas personas de la bola a pedirme alcohol, que estaba en mi mochila, y procedí a dispensar.
No quería meterme al grupo, así que me quedé platicando con mi amigo y el extraño. Entregué la botella, bebí un poco y le pasé al tipo. Resulta que era de Ottawa y había recorrido todo Estados Unidos vendiendo coches y comprando otros nuevos en el camino, todo para viajar. Este tipo que al principio se veía peligroso ahora me hablaba de la vida y su mística. Tenía un acento muy “gang”, difícil de entender.
Mi amigo quiso caminar, acepté, y el extraño fue por su bici mientras lo esperábamos. Caminamos un rato y volvimos al mismo punto. Él nos pidió que cuidáramos su bicicleta… y nos dio 100 dólares por ello. Quiso darme hongo, pero no le hago a eso. También me ofreció cigarros… los pensé, pero llevo tiempo sin fumar y no quería volver.
Sentados, sin hablar mucho, llegó otro tipo y nos preguntó si queríamos wax. No acepté; se veía muy borracho y ese wax podía ser DMT o quién sabe qué. Resulta que también era de Ottawa, la misma ciudad que el extraño. No lo podíamos creer. Nos habló porque pensó que vendíamos polvo o tusi, jajaja.
Claro que yo no lo vendo, ni mi amigo, pero el extraño sí. Escuché cómo le ofreció polvo por 100 dólares y el otro le dijo que le daría 150 si lo hacía en 30 minutos. Así, frente a mí, el tipo que me dio 100 acaba de recibir 150 más. Los dos se fueron y mi amigo y yo nos quedamos ahí, sin entender nada…
X: ¿Tienes hambre?
Y: Sí, vamos por pizza.
X: Yo invito.
Esto lo escribí anoche. Es un tipo de borrador de una idea de peli, jajaja. Por lo general ese es mi proceso creativo. Ayer pasaron muchas cosas, así que intentaré recordar bien todo y resumirlo mejor. El título tendrá relevancia más adelante, pero por lo mientras los dejo con esto.
Muerte al buen cine, carajooo.
(No estudio cine, solo escribo cosas y algunos guiones pequeños)
Comments
Displaying 1 of 1 comments ( View all | Add Comment )
Alexander
No me creo que lo leí todo jkj <3