Epístola a un desconocido

Prendo una vela en esta noche sin focos, donde ensordece el silencio y los pensamientos salen a flote, tomo mis hojas y te dibujo,

Dibujo tu rostro hasta los hombros,

Expreso tu alma en cada rayón, he imagino,

Dejo mi mente volar, ¿cómo sería estar contigo?

Deseo penetrar esa barrera que nos separa,

¿Como sería si yo fuera el rayón y no el lápiz? ¿Sería también tu persona deseada? A esa que le dedicas amaneceres al compás del grafito,

A puesto a que tus manos tambien estarían teñidas de polvo negro,

Si tan solo pudieras ser de carne y hueso, y poder verte sintiendo tu aliento reposar mis mejillas,

Tus latidos estremecer el silencio,

Y no solo verte en el país de maravillas,

Podría dormir eternamente,

Me entristece que solo a través de la lectura pueda conocerte,

Mis ojos pasan cada letra una y mil veces susurrándome a los ojos, deseando una persona como tú ya que no puedo tenerte,

Nunca me conocerás, pero saber que alguien te creo así me es suficiente.