Soap Bubble
En un atardecer, sentadx al pie de un árbol,
soplo burbujas de jabón y veo cómo estallan bellamente.
Efímeras, se elevan con el viento,
y pienso en la ilusión que me brindan por momentos.
Cada burbuja es un sueño breve,
refleja colores y mundos en miniatura,
frágiles como promesas susurradas,
que desaparecen al contacto del aire.
Me pregunto si mis deseos son igual de frágiles,
si se elevan solo para desvanecerse,
dejando tras de sí un rastro de belleza,
y una sensación de vacío en el corazón.
Observo el cielo cambiar de tono,
el sol escondiéndose, dejando un lienzo naranja.
Las burbujas, como mis pensamientos,
flotan y se pierden en la inmensidad del crepúsculo.
A cada soplo, veo mis esperanzas volar,
en una danza etérea, casi mágica,
que me recuerda lo efímero de los momentos felices,
y lo constante de la melancolía.
Quisiera atrapar una burbuja y conservarla,
como un recuerdo de tiempos mejores,
pero sé que su belleza reside en su brevedad,
en su delicado y pasajero esplendor.
Así, en este atardecer tranquilo,
permito que mis pensamientos se eleven con las burbujas,
aceptando su transitoriedad,
mientras busco consuelo en la simplicidad del presente.
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