Ecos
En cada amanecer, una parte de mí se desvanece,
Trato de olvidar, pero los ecos persisten,
Dentro de mí, un jardín oscuro florece,
Con criaturas sombrías que desgarran mi ser.
Siento náuseas, una repulsión inquebrantable,
Quisiera despojarme de esta piel, liberar mi alma,
Anhelo arrancar estos fantasmas invisibles,
Que me asfixian, que me atan con cadenas de sombra.
Ay, alguien, por favor, escuche mi clamor,
Enséñenme el camino para liberarme de esta carga,
No deseo herir, pero el dolor me consume,
Necesito manos que sostengan mi cruz, que crece cada día.
Un grito silencioso, una súplica al viento,
Mis días se alargan en un horizonte sin fin,
Ayúdenme a soportar este peso inmenso,
A encontrar la luz en la penumbra, a renacer.
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