Tiempo

Hola, ha pasado unos meses. Este mes en particular es mi cumpleaños y entre este mes y el pasado he estado muy mal. Ahora me encuentro recuperado, no sé cómo explicar lo que me pasó, pero me sentía frustrado y perdido, como si necesitara una confirmación propia de por qué existía o si mi existencia valía la pena para mí, y respondí como me lo imaginaba, osea de manera positiva, pero con los pies en el suelo, osea siendo realista porque tal vez no hay un Dios o tal vez sí, que me dé un apoyo espiritual, si no que soy yo. En estos días malos, verdaderamente malos, como cuando me dio una nostalgia negativa al recordar mi etapa en donde me encontraba en un agujero del cual no podía salir, me costó tiempo y cuando ya estaba fuera no me di cuenta. Ahora es como si hubiera estado como si me hubiera caído a ese agujero. No entiendo por qué reaccioné así ante las cosas negativas que me estaban pasando. Además, que me enfermé y, en verdad, ¿a quién le fascina estar enfermo? Pero más que nada entendí y me hice entender de que nadie me dará un significado más que yo, más que la obsesión absoluta por generar un impacto emocional a las personas, por generar esta visión de dar y dar y sobrepasar las metas exigidas por mí, por gusto, porque puedo y porque no quiero parar, porque ese es el sentido, seguir y no hay una meta verdadera en donde el no hacer nada o el donde el parar no existe. En este caso tuve que parar y replantear mi vida porque no podía seguir, no tenía ganas, me quedé varado y aún necesito asistencia sicológica, pero pude pasar por mí mismo este terremoto agónico mental en donde no duermo, no tengo apetito, en donde no quería existir en sí mismo, en que todo sale mal y la vida para mí no puede ser así. Tengo que estar orgulloso de lo que me he convertido, en el ser humano único que soy, porque nadie vendrá a decírmelo. Soy yo el personaje principal de mi propia vida, solo yo, y tengo el apoyo de mi madre en este caso, pero es algo que ella no puede curar porque son batallas internas, son mías, y yo con mis propias manos tengo que aprender a superarlas y no puedo quedarme sin dar pelea, aunque esté en el suelo, descanso y sigo porque esto de luchar es más difícil que rendirse. Vivir y esforzarse es difícil y la motivación es un motor que no tiene gasolina infinita. Yo tengo que llenarme a mí mismo, avanzar y pasar por el proceso sin desesperar, y es algo que tengo que seguir aprendiendo y eso intento.