No me busques durante el día, no me vas a encontrar. La luz me hierve, la constancia me fatiga. De día muero, solo existo de noche y existo además, en el reino del silencio. En las esquinas oscuras y en como me trataste esa noche.
Descodificando mal los mensajes pero escribiéndote a la luz de la vela, soy el murciélago que por mi barrio vuela y soy la niña de uñas negras que no puede dormir. Hoy 1 a.m. nos separan kilómetros y no hacemos nada al respecto. Es larga la noche que me acompaña, porque mi naturaleza nocturna no se acostumbra a los rayos de sol.
Me engañas, pareces luna y eres tu, rayos de sol. Y porque el sol y la luna no se ven a la cara, existo de noche.
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