Mi parte favorita del día probablemente siempre será el atardecer, me tranquiliza y me da paz, calma mis erráticos pensamientos y dudas.
Siempre que veo al sol desvanecerse poco a poco en la oscuridad de la noche lo siento como una recompensa, una recompensa de haber llegado al final del energético día y así poder disfrutar de la tranquilidad y soledad que me brinda la noche.
La luz de la luna se vuelve mi inspiración y mi meta en muchos días cansados es solo verla brillar entre el cielo nocturno, deseando que en mi siguiente vida yo sea una simple estrella, para así poder brillar a su lado.
Lo mejor de los días es cuando terminan y puedo descansar.
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