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Category: Books and Stories

Saturno necesita pasivos Capítulo 1


Saturno necesita pasivos Capítulo 1

Oliver salió de la facultad publica a eso de la una de la madrugada, la mayoría de sus compañeros se habían marchado a las once pero él quería la nota más alta en su trabajo.
No le importaba llegar tarde a casa ya que vivía solo, tampoco le preocupaba que lo asaltaran, era tan pobre que ni celular tenía, algo muy indigno de un programador.
Era escuálido, pequeño y no superaba los cincuenta kilos a pesar de que ya tenía veintitrés años, aún así no se consideraba feo. Las mujeres por otra parte eran una historia completamente diferente, él les resultaba repulsivo, de piel enfermizamente pálida y múltiples pecas, ojeroso y cargando siempre esos estorbosos lentes gigantes. Era ciego como un topo, su miopía solo había empeorado por su profesión, pero aún conservaba esos brillantes ojos verdes que heredó de su madre.

Su familia lo ignoraba tanto como la sociedad, era el menor de doce hermanos. Cada uno de ellos había resaltado en la juventud ya sea como académicos, estrellas de los deportes, líderes carismáticos o artistas talentosos... En la actualidad cada uno de ellos ostentaban carreras exitosas y familias modelo. Las cosas jamás habían sido así para Oliver, siempre se desempeñó mediocremente en cada cosa que hacía, sin importar cuanto se esforzara siempre resultaba siendo la oveja negra de la familia, la mancha del cuadro perfecto, sobre todo ahora.

Mientras sus hermanos avanzaban en su interminable camino hacia la cima de la jerarquía social, él seguía estancado en la línea de salida. Aún no había terminado la carrera universitaria, trabajaba en una fábrica de colchones como secretario a medio tiempo por un sueldo más bajo que el mínimo que apenas cubría los gastos de la universidad, no quedaba mucho más para su subsistencia básica. Mejor no hablemos de su horrible departamento compartido o su deficiente alimentación. En otras palabras era un completo fracasado sin titulo, trabajo y lo peor según sus hermanos, aún era virgen y no parecía que dejaría de serlo jamás.
En otras palabras era un fracasado, nació como un fracasado e iba a morir como un rotundo fracasado.


Pero ya que su porvenir amoroso era tan improbable, por lo menos podría hacer algo por su futuro económico esforzándose al 100% en su carrera.

Seriamente, Oliver necesitaba terminar sus estudios y ganar dinero. Eso era todo lo que quería ¿Qué eran los sueños en el gran esquema del trabajo? Nada, su único sueño ahora era dormir durante seis horas de corrido, pero sabía perfectamente que debía levantarse ese mismo día a las 5 de la madrugada para ir a trabajar. Deseaba tener un alacena atiborrada de comida y calefacción en su helado departamento miserable. Su vida estaba llena de privaciones y soledad, pero se lo tragaba y seguía adelante con la cabeza en alto. Este era el camino que había escogido, el que lo había separado de su familia irremediablemente y no podía ni quería arrepentirse.
Caminó hasta la parada de autobuses, no debían tardarse tanto, extrañamente habían pasado 20 minutos y ningún transporte había aparecido. El frío aumentaba y se cubrió con su desgastada bufanda, las luces de la calle titilaron y de un momento a otro el lugar se había vuelto tétrico. Él sentía que en cualquier momento podría salir un asesino y matarlo, pensó seriamente en volver temprano la próxima vez.

del otro lado de la calle apareció un extraño resplandor, no supo exactamente que era pero sintió una repentina curiosidad, decidió caminar hacia la luz cual polilla, de todas forma el autobus tardaría mucho más. La luz parecía moverse muy rápido y ... ¿hacia él?

Intentó retroceder como si supiera que venían por él, la luz era una linterna extraña sujetada por un hombre uniformado, así que suspiró aliviado. Mientras el hombre corría, oliver se preguntaba a que institución podía pertenecerle ese uniforme en particular, parecía metálico y brillante, casi fluorescente como una armadura. Su atención estaba totalmente capturada por el hombre, que cuanto más se acercaba mejor se lo apreciaba. Se trataba de un gigante desde la perspectiva de Oliver, medía al rededor de un metro noventa o tal vez más, y era fornido, lo sificientemente musculoso como para ser algo digno de ver. Su cabello era totalmente blanco. Se parecía un poco al ruso de la película de Rocky ¿así se veían todos los rusos? O tal vez era un extraterrestre. Rió disimuladamente, tentado por su extraña observación. El hombre paró de correr y señaló a Oliver con su inusual linterna, este último se llevó las manos a los ojos para amortiguar la luz, el hombre se tensó, dio media vuelta y pegó un fuerte grito.

— ¡un pasivo a la vista!

Oliver quedó totalmente confundido, ¿acaso se refería a él? El hombre volvió a correr en su dirección, pero esta vez seguido por un séquito de clones idénticos. Sin plantearselo dos veces, Oliver comenzó a correr, acosado por gigantes albinos. ¿Serían una secta? ¿quizá una patrulla especial y extremista?  En el mejor de los casos una horda de universitarios haciendo una novatada, pero hace casi 5 años que estaba en la misma universidad, además no pertenecía a ninguna fraternidad ¿por que le harían una novatada? Su terrible condición física no le permitía seguir corriendo, sus pulmones se estrujaban, los pies le dolían, las piernas le flaqueaba y aquellos hombres estaban en una condición inigualable.
Una piedra fue suficiente para derribarlo, nadie la lanzó, él solo se tropezó con ella. Cayó dolorosamente al suelo y su cuerpo adolorido no le respondió. los hombres apuraron su paso y en un abrir y cerrar de ojos lo rodearon estáticos. Oliver se hizo bolita y se despidió mentalmente del mundo en un intento por sentirse mejor.

— ¿está bien?

Oliver abrió los ojos y se encontró con la mano de uno de los gigantes, uno que parecía ser su líder, se había arrodillado y le brindó su ayuda, sus ojos así como los del resto parecían genuinamente preocupados. Dudando un poco, Oliver tomó su mano y se incorporó.

— si, estoy bien, es solo que me dieron un gran susto.

se limpió el polvo de los pantalones y levantó su morral, mañana tenía clases.

— que alivio, realmente creí que se había lastimado, no podría perdonarmelo nunca.

El hombre parecía verdaderamente aliviado, otros de sus subalternos comenzaron a hacer preguntas pero con el mayor respeto.

— ¿está seguro de que está bien?

— ¿no se ha quebrado nada?

— ¿de verdad está bien?

— ¿Quiere que le lleve eso?

El desconocido señaló el morral desgastado y atiborrado de cosas, que con gran esfuerzo Oliver apenas podía cargar.

— no, gracias, yo puedo solo.

Oliver tapó un poco el morral con su mano, aún desconfiaba de aquellos titanes. Si esto era un robo, entonces ellos eran los ladrones más amables del mundo.

— pero se ve pesado, déjeme cargarlo, por favor.

el hombre prácticamente le arrancó el morral de las manos, parecía no entender el alcance de su monstruosa fuerza de gigante.

Oliver estaba extrañado, los hombres lo siguieron de camino a la parada, incluido el que llevaba el morral. Otra luz cegadora se acercaba, era una van blanca, que estacionó a un lado antes de que sus puertas se abrieran. Oliver retrocedió a la defensiva, uno de los gigantes lo tomó del brazo con demasiada fuerza, tanta que Oliver dejó escapar un quejido de dolor.

— lo lamento, no quería lastimarlo, es que usted es tan frágil.

El hombre se sonrojó con una extraña tonalidad violacia y apartó las manos del brazo, esta vez cubrió los hombros de Oliver empujándolo al interior del vehículo, el impulso de correr se avivó con fuerza.

— ¡espera! ¿A donde me llevan? ¡Auxilio, esto es un secuestro! — el gigante levantó a Oliver como una princesa y lo introdujo en la van. Por el movimiento, los lentes de Oliver cayeron y otro de los gigantes los recogió, cerraron las puertas y el vehículo avanzó. En el interior había más hombres como Oliver, algunos con ropas de marca y otros de no tan buena condición económica, pero todos esposados a una parte especial de la camioneta, además de estar inconsientes. Intentó rescatar más detalles pero tenía la vista borrosa sin sus lentes, solo distinguía formas, necesitaba sus lentes, uno de los gigantes se los colocó de vuelta y al contemplar a su alrededor se aterró — ¿quiénes son? ¿a done me llevan?

Los hombres estaban en silencio, uno de ellos trajo unas esposas extrañas y se las colocó para que no hiciera ninguna locura.

— discúlpeme, pero si no se las pongo, usted podría escapar — intentó liberar sus manos pero no tuvo éxito, temía por su vida, antes de poder preguntar algo más, una aguja afilada se abrió paso en la piel de su cuello, el liquido fluyó en su interior, la cabeza le dolió y perdió la conciencia.

Despertó pero el lugar había cambiado, estaba en una camilla especial, como en un ataúd de cristal ornamentado y con olor a flores. Se sentó y descubrió que sus manos estaban unidas a aquella camilla, cada dedo conectado a una aguja especial y en ella un liquido extraño que fluía hasta su cuerpo. Pronto se dio cuenta de que su ropa había desaparecido y llevaba una túnica blanca casi transparente. No era el único en esa condición, había más camillas en el mismo lugar, parecía un hospital futurista. Pudo reconocer a algunos de los hombres de la van, varios también estaban conscientes y con la misma vestimenta, planeaba preguntarles si tenían alguna información pero la puerta principal se abrió atrayendo la atención de todos.

Un hombre vestido de azul entró en la habitación, su cabello era blanco, largo hasta la cintura y atado en una pulcra coleta sobre su hombro izquierdo, era extremadamente delgado y tenía un rostro alargado y pálido. El hombre avanzó camilla por camilla, revisaba pantallas a los pies de los "pacientes". Oliver supuso que en aquellas pantallas había información confidencial de cada uno y se preguntaba que decía la suya. De pronto el hombre habló con un extraño asento que Oliver no logró identificar, sonaba rústico, rudo, un poco similar a los exagerados acentos rusos de Hollywood, con tintes de alemán.

— Tal parece que la cosecha de este año fue mucho más fructífera que la del año pasado. Bien hecho, capitán.

El hombre que anteriormente había estado en la camioneta, ahora apareció en la sala desde otra puerta e hizo una reverencia formal.

— le agradezco el elogió, doctor.

Una agitación se implantó en Oliver, ¿Y si se trataba de algo peor? Sonaba loco, pero era bien sabido que después de la segunda guerra mundial, Nazis se refugiaron en su país. Es una completa locura, pasó demasiado tiempo para tener miedo de un resurgimiento pero, esos Nazis estaban locos ¿Quien garantizaba que no estuvieron todo este tiempo esperando? ¿Y no eran ellos conocidos por hacer experimentos horribles con las personas? Estas camillas tenían toda la pinta de hospital del terror.

Mientras Oliver caía cada vez más en teorias conspirativas, el doctor siguió leyendo las pantallas tranquilamente.

— si, capitán, realmente ha tomado decisiones acertadas, los espécimenes han llegado en óptimas condiciones, para nada como el capitán anterior. Había veces en las que me los entregaba en un terrible estado y me veía obligado a remplazar extremidades u órganos en pleno viaje... Excepto por eso — señaló a Oliver con su esquelético dedo — fue su única falla y por unos pocos raspones, además de un leve caso de desnutrición y miopía, aunque no puedo culparlo de eso a usted.

El capitán le dio una mirada a Oliver, se encogió de hombros y respondió con suma tranquilidad.

— pudo ver claramente la luz, así que imagine que era suficiente para ser tratable durante el viaje.
el doctor volvió a ver la pantalla y sonrió.

— es verdad, es visión suficiente, además nuestra tecnología puede corregir el protocolo arcaico de los terrícolas.

En ese momento fue cuando una alarma sonó dentro de Oliver, estos debían ser unos locos. No es como si los Nazis no estuvieran locos, pero por lo menos ellos tenian un objetivo, uno loco, pero más o menos razonable. Esta era una verdadera secta de locos que se creían extraterrestres, secuestraban personas y las usaban para sus experimentos científicos. Oliver creyó que era el momento de hablar, antes de que la cosa se pusiera aún más extraña. Mientras todos los demás temblaban de miedo y esperaban lo peor, Oliver levantó la voz, atrayendo la atención de los lunáticos.

— ¡Un momento! ¿Que es esto? ¿Quienes son ustedes? ¿Por que nos trajeron aquí? ¡Hablen!

Oliver había pasado muchas injusticias en su vida, tantas que no se permitía a si mismo ni una sola más. Tanto el doctor como el capitán, compartieron miradas y se rieron un poco, pero fue el capitán quien se adelantó a explicar.

— Nosotros somos parte de "La Flota imperial", él es el doctor Arkkos Hanaleo y yo soy el capitán Wheren Attaglean, nosotros los llevaremos a nuestra nación, Crieghthem. El doctor está a cargo de su salud — Oliver no entendió nada de lo que dijo y su cara de desconcierto fue muy evidente, pero el capitán lo ignoró para prosiguir con las explicaciones — sé que es mucho para procesar pero en términos simples nosotros somos extraterrestres y hemos venido a llevarlos a nuestro planeta, de hecho están en nuestra nave ahora.

Oliver estaba convencido... ellos dos estaban locos de remate, intentó despegarse de la camilla y no fue el único, el capitán se acercó para frenarle, eso lo desesperó aún más.

— ¡sácame de aquí, psicópata de mierda!

El capitán fue brevemente sorprendido por las duras palabras que salieron de alguien tan frágil y en una posición tan desventajosa. 'Valiente' era la única palabra que surcaba su mente para definir a Oliver. Pero sus favorecedores pensamientos se detuvieron al ver los tirones que el chico le daba a sus manos con el afán de escapar, podía terminar desgarrándose algún dedo. Claro que podrían curarlo con extrema eficacia pero el capitán no estaba seguro de poder soportar ver a una criatura tan delicada romper en llanto.

— tranquilo, si continúa puede lastimarse, calma, no le haremos daño... a ninguno de ustedes, jamás nos atreveríamos a lastimarlos — el capitán se aproximo demasiado a Oliver, estiró la mano y acarició su mejilla — créame, jamás haríamos algo para lastimar a un terrícola — sus dedos descendieron hasta la boca de oliver y le frotó los labios con el pulgar, todo se estaba volviendo muy raro, Oliver frunció el ceño y el capitán retiró la mano — le ruego me disculpe, esto no es escusa, pero jamás había conocido a un terrícola como usted, lamento haber sido impertinente.

Peligroso, esta situación era demasiado peligrosa de varias maneras. Oliver sintió que era suficiente del circo de los extraterrestres, incluso si arriesgaba su vida, prefería morir peleando a quedarse callado y vivir quien sabe que horrores.

— ¡liberenos! ¿Que es esto? Ustedes están loco, no son extraterrestres, dejenme ir, ¡esto es un secuestro! Van a ir a la carcel...

El capitán asintió y le dedicó una mirada al doctor por el rabillo del ojo. De un momento a otro sus ojos cambiaron, eran fríos, similares a los de un reptil, con pupilas alargadas. Sonrieron mostrando hileras aterradoras de dientes descomunalmente largos y puntegudos. tocaron la cúspide del terror cuando sus manos cambiaron en garras de afilados cuchillos brillantes y escamosos. Los terrícolas gritaron por el pánico, no sabían que clase de monstruos los habían secuestrado, lo único seguro era que ellos no eran humanos. Oliver y el resto de los terrícolas intentaron despegarse de las camillas y huir, uno de ellos logró voltear su camilla y caer al suelo. El doctor se apuró en volver a la normalidad y dió vuelta la camilla del pobre chico caído, pero el capitán no lo hizo. Él se aseguró de mantener su monstruosa forma mientras se acercaba aterradoramente al rostro de Oliver, buscaba su reacción más que nada. Oliver moría de miedo, se sacudía tanto como podía, estuvo a punto de voltear su camilla también, pero el capitán la sostuvo con fuerza.

— ¿Da mucha impresión? ¿te doy miedo? — la voz del capitán era mucho más grave que antes, Oliver no paraba de gritar y llorar —  ahora me crees ¿verdad? somos extraterrestres reales, fuimos a tu mundo en paz, no buscamos una guerra y menos conquistar el planeta — Oliver estaba a punto de desmayarse, cierta espina de culpa se implantó en el capitán, por lo que volvió su aspecto más humano. Eso tranquilizó un poco al terricola pero aún así guardaba un profundo pavor, se sentía una simple presa desprotegida. El capitán se aclaró la garganta y esta vez habló para todos los terrícolas — escuchen con atención, nosotros fuimos a la tierra en busca de hombres por que en nuestro planeta natal ya no hay hembras y necesitamos reproducirnos para repoblar.

Todo aquello lo había sido dicho en un tono neutral, una valiosa información que llenó de desconcierto a los oyentes. A pesar del miedo avasallante que albergaba, Oliver seguía siendo un nerd fanático de la ciencia-ficción y por ende cada parte de su alma le gritaba que indagara aún más en aquella locura.

— Pero... No entiendo ¿si necesitan reproducirse entonces por que secuestran hombre? ¿Ustedes no saben que nosotros no podemos concebir?

El silencio reinó en la habitación, el doctor parecía a punto de decir algo pero fue rápidamente acallado por el capitán quien se dignó a contestar.

— Podría explicartelo pero no lo entenderías... les basta saber que a partir de hoy serán habitantes de mi planeta, lo que ustedes conocen como Saturno.


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