Cuando te quería.

Sigue siendo febrero y te quiero, anhelo y deseo. En definitiva, es tu mes. Eres cálido, pero también distante; eres expresivo, pero no dices lo que sientes. Es bastante confuso determinar lo que siento, porque me gustas, aunque no sé si yo a ti, y si te gustara, dudo que me lo digas porque no estoy en la misma etapa de vida para ti. 

No sé qué pensar cuando me tratas como una adulta y, pero también como una niña, eso aumenta mis inseguridades y me dejan en un barco naufrago sin puerto al cual llegar. 

Me gustas, aunque no puedo determinar el por qué, pero desde mi nerviosismo como mi lujuria están para ti, a tu disposición y siento que puedes tomarme de la forma que quieras y desecharme por completo. 

Me atraen tus ojos, tu sonrisa, tus lindas manos y tu cabello. Me gustan tus piernas, tus pechos y tus brazos. Me interesan tus gustos, aunque no congeniemos. Pero quiero saber de ti, aprender de ti y ver de ti. Básicamente, parezco una adolescente enamorada viendo al chico que le gusta en el recreo, tan cerca y a la vez tan lejos. Estoy avergonzada de mí.