Mi amiga y mi confidente: la soledad.
Siempre me asustó la oscuridad de la soledad, ese vacío sin eco
temía de lo que podría encontrar ahí dentro,
monstruos, demonios y criaturas extrañas, pero al estar ahí lo vi
lo que hay dentro de aquel pozo profundo es a mí.
Ese tenue color negro vio mi alma y mi corazón,
me sentí asustada al que vean mi desnudez,
y como respuesta recibí silencio como si de alguna forma me entendiera.
Me acompaña a todos lados, me escucha sin reproche,
mis llantos, mis gritos y con su silencio me calma
se sienta a mi lado y me consuela como a un niño.
Puedo decir que la amo, que sin ella no soy nada
que ella nunca se irá, no me engaña, no me lastima.
Hoy soy amiga de esa oscuridad que me ha brindado tanta compañía,
el lugar seguro en el que observo mi ser desde adentro,
converso conmigo y me abrazo, me perdono y me reconozco.
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