Tras el caos

Tras el caos

Por alguna razón los árboles no se movían, tampoco las nubes. El único rastro de luz era la luna, aunque ni siquiera me alumbraba a mí.

No podía moverme, no quería. Estaba extasiada por el presente.

Ya que no recordaba el pasado.

Y no vislumbraba un futuro.

Solo había oscuridad, Esa a la que tantos le temen. Los árboles estaban hechos de ella, el más mínimo viento podría hacerlos caer.

Las nubes eran sombras.

Sombras de todos los caídos, invisibles al ojo humano.

La razón cayó sobre mí con un peso insoportable.

Me estaban observando, con envidia.

Envidiaban mi capacidad de sentir, mi éxtasis.

Mi existencia.

Entonces recordé algo.

Era la única con vida.

Escrito hecho en su totalidad por mí (Perse)