Las hendiduras de tus ojos.

Ni humano soy cuando busco tu calidez. Me pierdo siempre en ti, bajo tu extrañes. Y a veces llamo a la puerta de tu alma mientras que tu cuerpo descansa bajo las llanuras de mi cama, bajo la piel sintética que abraza con armonía tus llantos, llantos vacíos porque no ya no hay nada. Tus ojos miran sin mirar mientras creo tener la fuerza para sostenerte, tus débiles manos se quiebran en mi espalda y tu mirada desaparece. Me veo soñando, desnudo, sin heridas ni cariño. Oh, cariño ¿por qué dejas tu amargo pesar en mi adolorida almohada? Levanto la mirada, sosteniendo la frialdad de el calor que se fue de tu carne, ahora eres eso, frialdad, te desenterre mientras llorabas, bajo las hendiduras de tus ojos no llovía nada, ni una sola gota, solo sostengo la última fibra de frialdad antes de perder por completo tu carne, tu alma y tu existencia. Oh, cariño ¿Valió la pena llevar tus maletas sobre la luna?