(M.N) Granmor.

 No había rastro de vida, ni un planeta, todo está en completa oscuridad y silencio, no era otra cosa más que la nada. Sin embargo, sin previo aviso, no se sabía como ni cuando o que era, pero pequeñas nubes iluminadas en tonos morados, azulados y rosados ​​comenzaron a aparecer, una pequeña voz que tarareaba una pequeña melodía comenzo a escucharse y de las nubes salió una pequeña gota, esta aparentemente caía, pero ¿Como una gota iba a caer si no existe la gravedad ni un suelo? ¿Estaba flotando nada más? Era difícil saberlo, pero lo que si se pudo ver fue como esa gota chocó con un suelo o pared invisible y la oscuridad volvió a reinar por unos segundos.

Silencio, otra vez había silencio, pero en poco tiempo el llanto de un pequeño bebé comenzó a resonar por todo el lugar. El primer llanto que dio iluminó por completo todo el lugar y se comenzó a crear espacios y galaxias. ¡Era el nacimiento de Granmor, el padre de las estrellas, el ser más poderoso en todo lo existente hasta ahora! Siendo el señor de todo, o la señora, Granmor fue el nombre dado por la voz que él mismo llamo como "Galaxia madre". El pequeño señor de todo creció a una velocidad anormal, en un abrir y cerrar de ojos ya era un niño que se encontraba jugando y aprendiendo a usar sus poderes.

Aquella voz, la galaxia madre le iba enseñando y dando consejos de vez en cuando, él no sabía que era esa voz, si una mujer, un hombre, una criatura, no sabía nada. Solo que le tenía cariño y que deseaba poder abrazarla, pero solo era un ser omnipotente y omnisciente, intangible también. Incluso había veces que creía que se había vuelto loco y la voz solo era un invento de su cabeza.

Su hogar era un pequeño planeta, desde ahí podía ver todas sus creaciones, otros planetas que había hecho, incluso portales a otras dimensiones. El suelo de la tierra era verde gracias al bello césped que crecía en él, tan bello, sano y brillante. Con un pequeño camino de suelo perlado, un bebedero, pequeñas ovejas e incluso perros de apariencias y tamaños extraños. Era el tan llamado "cuna de las estrellas".

Así fue como Granmor comenzó el arte de la creación, sin embargo. La soledad era grande, las creaciones que tenía no podían comunicarse con él en el mismo idioma, pero fue así cuando se le ocurrió la brillante idea de crear su primera estrella, su primera amiga y también su primer amor. Merlina, la primera estrella fugaz. Esta joven estrella se caracterizaba por ser alguien hiperactiva, risueña y muy energética, el par de niños duraban horas jugando, comiendo de los frutos que Granmor había creado a través de árboles, fueron días alegres y llenos de actividad.

Sin embargo, Merlina como toda estrella fugaz, tenía una curiosidad grande y un hambre innsaciable de aventuras, quería conocer otros lugares, nuevos mundos, nuevas vidas, sin embargo... ¿Cómo podía tener una aventura si no había nada más allá de la cuna de las estrellas? No había nada nuevo, no podía conocer nada, el pequeño gran señor no quería cortarles las alas ni que fuera infeliz, pero tampoco deseaba dejar aquella cuna en soledad, pero fue ahí cuando se le ocurrió otra brillante idea.

Granmor tomo la decisión de terminar de crecer, volviendose en un adulto para poder crear 10 niños, sus hijos, los primeros dioses que las futuras vidas conocerían. Empezó con el mayor, agarro una perla en la palma de su mano, primero extendió el brazo para luego lanzarlo, su primer hijo nació de esta manera siendo que la perla comenzo a crecer y crecer hasta tomar el tamaño de un niño al cual llamó Abel, el dios de la creación.

Abel se caracterizaba por ser alguien alegre y energético, siempre creando cosas nuevas para su entretenimiento, pero con un muy gran defecto. Tenía preferencias y se aburría rápido de las cosas. 

Granmor le tenía inmenso cariño, pero aun debía continuar con sus hermanos, por lo que agarro la pluma de la gran ave de la sabiduría y la dejo caer al suelo, un pequeño brillo plateado se dejo ver de la misma y al poco tiempo una pequeña niña nació, Skyendell. La diosa de los cielos, alguien muy valiente y de temperamento fuerte, amante de la libertad y conocida por ser muy terca.

Luego de una gota de agua nació Niel, el tercer hermano, dios del agua, los mares y los oceános. Niel era alguien bastante rebelde y emocional, con una gran debilidad por las mujeres, el cual en el futuro sería conocido por ser un mujeriego y un bromista muy extraño.

Del fuego nació Infrendo, el dios del infierno y/o inframundo. Un hombre que por fuera parece ser amenazante, gruñón y grosero, alguien con quien definitivamente no te acercarías a menos que fueras demasiado valiente. Pero, realmente se trata de un algodón de azúcar, alguien muy tierno y cariñoso, aunque claro, esta faceta solo se la mostraba a quienes quería y confiaba demasiado.

Gemma, la diosa de la vida, nació de una flor extraña con ocho pétalos, el polén en el centro tenía la forma de un corazón que sobresalía bastante, sus pétalos eran de un color rosa muy suave que cada vez más cerca del centro tomaba el color blanco que brillaba con la luz. Dicha flor era conocida como el manjar de la vida, Gemma se caracterizaba por ser una diosa cariñosa, muy inocente, amable y servicial, era la más pura de las hermanas. 

Después de Gemma, nació Ainara, la diosa de la naturaleza, la cual tomo vida de un árbol cuyas hojas tenían extrañas formas de estrellas, esta diosa se caracterizaba por ser alguien dulce y astuta, la más inteligente de hecho. Se podría decir que era la primera prodigdio en todo el espacio.

Granmor agarro polvo estelar de su bolsa, para luego dejarla caer, a medida que iba cayendo se iba forman la silueta de un nuevo dios, Frainore. El dios de la muerte, un hombre frívolo, serio y muy calculador, casi nunca sonreía ni mucho menos reía, cada que miraba a alguien con sus oscuros ojos se podría jurar que veía el alma, que sabía cada cosa de ti incluso las que tu no sabías. Aunque era alguien con un atractivo físico, también era muy intimidante y aterrador.

De un pedazo de estrella nacieron dos gemelos, Elenio, dios de los soles, y Levana, diosa de las lunas. Uno se caracterizaba por ser demasiado aventurero, parecía no conocer mucho de limites y de todos los hermanos era el que más problemas se metía, siendo muy apegado a Niel y Abel. Por otro lado, Levana se caracterizaba por ser suave como una pluma pero afilada como un espada, bastante calmada y paciente, muchas veces estresaba a todos por su gran comprensión, paciencia y empatía. Jamás se le ha visto enojada, pero si se le conoce por ser la más solitaria de sus hermanos.

Y por último, Eclipta, diosa de la destrucción, con un sentido del humor que solo ella misma logra entender, amante del humor negro cabe aclarar. Alguien con una gran belleza y poder, pero a la vez la más subestimada de sus hermanos. Pues, aunque se caracterizaba por ser una diosa extrovertida y que odiaba seguir órdenes, que muchos creían que por ser de la destrucción sería alguien muy caótica, ciertamente era la más pacífica de sus hermanos. Incluso Infrendo le pregunto una vez si estaba segura de ser diosa de la destrucción y no de los payasos.

Diez hermanos en total, diez dioses nada más, los primeros dioses en todo lo existente, los primeros hijos de un padre. No paso mucho tiempo para que estos diez seres salieran de la cuna de las estrellas para comenzar con su labor, creando juntos nuevas galaxias, nuevos planetas, nuevas formas de vida, de ellos nació realmente el planeta tierra, el sistema solar, sin embargo. Siempre buscaron existir en el anonimato por lo que muy pocos llegaron a saber de su existencia.

De este planeta, nació Euphorbia, la primera hija de Skyendell, la diosa del futuro la cual predijo tres finales del mundo... El primero sería por la codicia y egoísmo humano, el cual sacaría de sus escondites a criaturas mitológicas y también del cual muchos humanos mutarían. El segundo que traería maravillas y magia, luego por último, el final de los tiempos...

Sin embargo, ese problema no era de Granmor, el sueño de Merlina ya había sido cumplido y no tardo mucho en comenzar a explorar los mundos que los dioses habían creado para ella, volviendo así, el señor padre de las estrellas quedar completamente solo, pero fue ahí cuando la galaxia decidió brindarle dos nuevos hermanos, el señor de los tiempos, Ereiser. Y la señora de las dimensiones, Anouk.