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El inicio del final, segunda plaga

Un antiguo recuerdo volvió a mi en sueños, algo que por bien propio había decidido olvidar...

 Un telegrama había llegado hasta a mi de forma inesperada:

"Se le solicita asistir a la Antigua Privada, 10 PM"

La invitación parecía provenir de ningún lugar, ninguna firma, ninguna inicial, nada me advertía de quien podría estar llamándome.

Ese lugar llevaba abandonado cerca de 30 años, más de lo que yo he vivido, así que era imposible que alguien de aquella familia rica supiera de mi existencia, no había motivos para ser convocado por nadie, sin embargo, una extraña ola de curiosidad me pedía que fuera, que probablemente me convendría lo que saliera de aquel evento misterioso, así que me mentalicé para ir a un destino imprevisto.

Al llegar a aquel lugar, tuve la sorpresa de encontrar rostros familiares, colegas del bachillerato también habían sido convocados, por lo que comenzamos a ponernos al día, la plática se tornó amena durante el tiempo de espera, hasta que las puertas de la mansión se abrieron de par en par, dos hombres trajeados nos recibieron y nos pidieron que esperáramos un momento en lo que nuestro anfitrión hacía su aparición, a continuación nos repartieron copas con lo que parecía ser vino, varios comenzaron a tomar de estas copas, sin embargo, desconfiaba bastante de este tipo de bebidas. 

Se escuchaba el murmullo de la gente que platicaba entre sí, hasta que las luces se apagaron y escuchamos una voz ronca y varonil.

-Bienvenidos sean todos a esta, su casa -la voz hablaba desde la oscuridad, traté de ubicarla pero el recinto no permitía seguir el origen de la voz- el motivo de su visita es bastante sencillo- en ese momento, las luces se volvieron a encender y encontramos a un hombre vestido de forma elegante en el barandal de arriba- pienso mudarme a este lugar y he decidido realizar un pequeño trueque esta noche, no se alarmen, pueden ofrecer lo que gusten a cambio de los bienes dentro de esta mansión- "lo que gusten", noté un extraño incapie en aquella frase y justamente, aquel hombre dibujó una sonrisa en cuanto lo dijo- Si son tan amables, les pediré que me sigan en grupo, daremos un recorrido por el lugar para que puedan ver todo lo que podría ser suyo.

Comenzamos a avanzar en grupo, me mantuve cerca de mi colega Saulo, quien era mi mas grande amigo durante la época escolar, Devin, otro gran colega, iba cerca de nosotros dos, aquel hombre no había dado un nombre, lo cual me generaba aún más desconfianza, sin poder contener la curiosidad, decidí preguntar

-Disculpe, ¿Podría brindarnos su nombre?, para así poder referirnos a usted de la mejor forma posible- aquel hombre volteó la mirada y con una sonrisa macabra escupió su respuesta

-Por supuesto querido amigo, pueden llamarme Vladimir, Sir Vladimir si quieren seguir manteniendo los titulos nobiliarios.

Tras aquella respuesta, no pude dejar de sentir su mirada aún cuando se encontraba mirando hacia otro lado. Llegamos a distintas habitaciones con cosas más que curiosas, todos parecían fascinados con aquello, sin embargo, noté que Devin caminaba cada vez más lento y en cierto momento del recorrido se sujetó de mi

-No me siento del todo bien- y no se veía ni remotamente así, parecía haber palidecido en menos de 5 segundos, pasé su brazo sobre mi y decidí buscar la salida, le informé a Saulo lo que estaba pasando y me ayudó a cargar a Devin, quien cada vez tenía las piernas más débiles, sin embargo, los dos hombres que nos recibieron se nos atravesaron en el camino.

-¿Se puede saber a donde se dirigen, queridos caballeros?-Dijo el hombre de barba, mientras que su compañero le cerraba el paso a Saulo

-Mi colega no se siente nada bien, así que decidimos retirarnos- Estaba listo para seguir caminando cuando deciden dar un paso hacia el frente, haciendonos retroceder a los tres.

-Me temo que eso no es posible, a esta hora la noche es peligrosa y nuestro señor nos ha pedido mantener a salvo a todos sus invitados- dijo el segundo hombre- si gusta, podemos atender a su amigo mientras ustedes terminan el recorrido- tras decir esto, estaban listos para quitarnos las manos a Devin, sin embargo, retrocedimos para evitarlo

-Yo creo que no, nosotros lo cuidamos, gracias- dijo Saulo listo para llevarse a Devin si hacía falta, pero entonces Devin habló con un tono demasiado calmado para la condición en la que se encontraba

-No se preocupen por mi, colegas, vayan a terminar esta experiencia, yo estaré bien- sin previo aviso, se incorporó y caminó hacía aquellos dos hombres, ellos se colocaron detrás de él, como si lo estuvieran escoltando y Devin ni siquiera volteó a vernos. Quise detenerlo pero ni siquiera me hacía caso, así que Saulo y yo regresamos a donde se encontraba el resto del grupo, para nuestra sorpresa, quedaban menos de la mitad de personas de las que recordabamos, comenzamos a preguntar donde estaban los demás y quienes quedaban nos informaron que, al igual que Devin, se habían comenzado a sentir mal y que algunos de los criados de Sir Vladimir se los habían llevado para atenderlos, coincidentemente, quienes se sintieron mal fueron aquellos que si terminaron de beber lo que sea que nos ofrecieron al inicio.

Sir Vladimir nos volvió a guiar hasta llegar a la puerta final de aquella casa, aquella que parecía, daba a las afueras del terreno, pero del lado contrario al que habíamos ingresado.

-Espero que su recorrido haya sido de su agrado, ahora, la parte por la que tanto me entusiasmaba este evento - chasqueó los dedos y quienes habían desaparecido hace un momento, fueron traídos, atados de manos, hasta la habitación donde nos encontrábamos, formaron un círculo alrededor de nosotros y varios criados los mantenían sujetos, ninguno de ellos parecía reaccionar a nada, parecían estar en trance.

-Ahora bien, el trueque empezará en un momento, pero es momento de revelar que es lo que podrían conseguir con él- sus ojos parecían brillar, probablemente solo era un efecto de luz, pero aquello era aterrador.- Lo que yo les ofrezco es una vida llena de plenitud, la juventud eterna y la inmortalidad, todo esto a cambio de su lealtad y de brindar total pleitesía a mi persona, como pueden ver, es un precio bajo para todo lo que implica lo que ofrezco.

-Esa es la mas grande estupidez que he escuchado- dijo alguien entre la multitud y para sorpresa de todos, Sir Vladimir apareció detrás de quien se quejó, sujetandole con fuerza el rostro, como quien sujeta a un malcriado para amenazarlo

-Si te parece una estupidez, tu única opción es morir -podías notar su odio sin siquiera estar cerca y parecía que iba a estrangularlo hasta la muerte, pero entonces recobró el sentido y dijo- bueno, sin mas preámbulos, que comience el trueque.

Quienes sujetaban a los demás compañeros atados parecían estar ansiosos de lo que iba a suceder, y sin siquiera poder imaginar lo que pasaría, todos al mismo tiempo, les descubrieron el cuello a nuestros compañeros, para dar un mordisco asesino. Todos retrocedimos del terror, la sangre escurría por la boca de aquellos seres y los ojos de quienes habían sido atacados parecían perderse en un vacío invisible. Tras un breve momento de éxtasis, quienes habían mordido a los rehenes se mordieron a si mismos, la muñeca o el antebrazo, generando una herida cual si fueran colmillos de algún lobo, para colocar la herida en la boca de quienes casi mueren desangrados. Aquel extraño ritual solo se volvía mas bizarro y perturbador, pero no podía dejar que Devin muriera en esas circunstancias, así que, aún con temor en las venas, corrí a donde estaba él y empuje a quien lo sujetaba, agarré como pude a Devin y comencé a desatarlo, parecía estar desmayado pues no se movía pero seguía respirando, cuando finalmente pude dejarlo libre, lo sujete contra mi pecho, esperando que respondiera. Por alguna extraña razón nadie trató de detenerme, ni siquiera los demás sirvientes.

Cuando los demás rehenes fueron dejados en el piso, con la boca llena de sangre casi negra, Devin comenzó a moverse.

-Devin, por favor, responde, en un momento te sacaré de aquí para llevarte con un médico, solo ayúdame a levantarte.- le hablaba desesperado, no podía dejar que mi amigo muriera.

Devin no hablaba, pero comenzó a hacer ruidos, al inicio parecían quejidos, pero pronto se convirtieron en sonidos animalescos, como un perro a punto de atacar a su presa, se recargó él solo en el piso y me alejé un poco, todos los rehenes comenzaron a hacer los mismos ruidos y todos retrocedían aún más, decidí hacer lo mismo.

-Ahora, hijos míos, han renacido en estos maravillosos cuerpos, necesitan alimentarse, no se contengan, solo traten de no matar a sus futuros hermanos - Sir Vladimir vitoreaba y animaba a esas criaturas, soltó una carcajada y fue cuando pude ver aquellos terribles colmillos, que todo podían atravesar.

Devin comenzó a caminar a gatas hacia nosotros mientras que los otros rompieron sus ataduras e hicieron lo mismo, alguien se acercó temeroso y uno de ellos lo olfateo un momento, parecía que sabía quien era, pero antes de que pudieramos decir algo, se abalanzó sobre aquel hombre y le mordió el cuello, al igual que los sirvientes anteriormente. Todos entraron en pánico y comenzaron a correr, Saulo y yo nos escabullimos en habitaciones de la mansión.

Caminamos por un pasillo y escuche una voz que nos llamaba, una voz que sonaba como Devin, le dije a Saulo que me esperara y si no volvía en 5 minutos, que huyera él solo, quiso venir conmigo pero necesitaba ir a investigar yo solo, no quería que nadie mas saliera lastimado.

-Damian... Damian, tengo mucho frío- dijo la voz, yo caminaba cada vez más rápido, pues sonaba como si estuviera muriendo

-Voy en camino, no dejes de hablarme por favor- le dije con el tono de voz mas calmado que pude usar, llegué a una especie de alcoba y ahí vi una silueta cerca de una ventana, me acerque lentamente.

-Ya vine Devin, tenemos que salir de aquí- le dije, pero cuando estaba a punto de tocarle el hombro, se desvaneció, la puerta de la habitación se cerró de golpe y voltee de inmediato, pero en vez de encontrarme el pasillo, me encontré con aquellos ojos brillantes, unos ojos que atravesaban mi alma

-¿A quién estabas esperando, colega?- Sir Vladimir siseó mientras me hacía retroceder con cada paso que él daba hacia mi, quedé arrinconado entre la ventana y aquel ser con forma de hombre

-¿Así que no piensas contestar verdad?, Que joven tan maleducado... No te preocupes, tendré mucho tiempo para corregir esos modales, personalmente- me sujetó del cuello y comenzó a ahorcarme, traté de quitar sus manos de mi, pero su agarre era demasiado fuerte y un par de garras parecían estar clavándose en mi cuello, cuando estaba a punto de desmayarme por la falta de aire, sentí como me lanzaba contra un montón de cajas y muebles, quedé tirado en el piso, boca arriba contemplando el techo, pero no tardó mucho en colocarse sobre mí.

-Tú sabías lo que estaba pasando y aún así te quedaste, sabías que no terminaría bien para tu especie y aún así aquí estas -dio un suspiro burlón- que estúpidos son los humanos.

En ese momento, pude ver como se acercaba a mi cuello, podía sentir su aliento cerca de mi y con todas mis fuerzas traté de moverme, de quitármelo de encima, pero parecía petrificado, nada de mi cuerpo respondía. En un momento, pude sentir como sus colmillos atravesaban la piel de mi cuello y parecían inyectar algo que ardía como el infierno, mi cuerpo comenzaba a morir y mis ojos ya no veían. Si así iba a morir, esperaba que fuera rápido, me había entregado a los brazos de la muerte...

Pero algo caliente y espeso entro en mi garganta y revivió mi sentir, mis huesos ardían, mis dientes parecían caerse y volver a salir, mis ojos querían reventar, pero entonces todo cesó, el dolor, el deseo de morir, no quedaba nada. Cuando finalmente abrí mis ojos, pude ver como sonreía y como sus ojos brillaban más que nunca, mi instinto me hizo desear atacarlo hasta que muriera, pero sus ojos parecían estacas clavadas en mi cuerpo, que no permitían moverme.

-Bienvenido al mundo real hijo mío...


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