Melancólico vampiro en sueños, primera neblina

Acabábamos de salir del salón de clases, atravesábamos el pasillo frente a las oficinas iluminadas con ese resplandor amarillento que poco o nada acogían a quienes ahí pasaban sus ocho horas, el cielo iluminado pero gris, el aire frío y húmedo, a la espera de que comenzara a lloviznar. Empezamos a ver gotas caer y cual niño corrí hacia el agua, sin pena ni espanto, sentía la lluvia mojando mis mejillas, cerraba los ojos disfrutando cada segundo hasta que sujetaste gentilmente mi brazo.

-Oye... deberías ponerte esto- me dijiste avergonzado mientras me entregabas mi chamarra, no entendía el por qué, hasta que noté tus mejillas sonrojadas y tu mirada clavada en el piso, mi blusa se empezaba a pegar a mi piel junto a la creciente presencia del frío y tú, con todo el valor que un adolescente puede tener, querías evitar miradas extrañas y tal vez incomodas porque no hay nadie digno de verme así. 

Con una sonrisa un poco apenada, acepté tu mandato y pude sentir el calor abrazar mis brazos y mi torso como una marea que poco a poco va subiendo, uno, dos, tres, despierta.

Tu rostro se alejó en una nube negra de incertidumbre y olvido, eso realmente pasó pero ahora es tan lejano que no puedo verlo, no puedo sentirlo, mi mente divaga en el terror de saber que la felicidad escapó. "Recuerda ya no es tuyo, ahora es nuestro" gritan los demonios en mi cabeza, recordando que todo terminó y que sin duda, no seremos quienes fuimos, no estaremos donde estuvimos y no nos veremos como nos vimos. Adiós querido recuerdo, solo quedarás en el agujero del ayer