En el oscuro rincón del alma intrincada,
odio amar, en la dualidad desgarrada.
Amo a mi pareja, en susurros y canciones,
pero odio cómo me llega a herir con sus acciones.
En el dulce vínculo que el amor engendra,
odio amar, cuando la herida se desentraña.
Amo a los demás, en abrazos compartidos,
mas odio la idea de amarme, entre escondidos.
El amor propio, un laberinto desconocido,
odio la idea de amarme, en el eco perdido.
Entre afectos y desafíos, un conflicto interno,
amar a otros, pero a mí mismo, un invierno.
En el ballet de emociones, la contradicción danza,
odio amar, amo odiar, la realidad se avanza.
Amar a mi pareja, a los demás con intensidad,
odiar cómo me trato a mí mismo, en la verdad.
Así se entrelazan hilos de amor y desdén,
un poema en el caos, un susurro en el vaivén.
Odio amar, amo odiar, en esta danza intensa,
un poema que refleja la dualidad inmensa.
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