Un estruendo sonó por todo el lugar, asustando a quienes lo habitaban.
El primero en reaccionar se levantó rápidamente, seguramente era aquél chico de rojo jugando a lanzar puntería con una pistola; el primero simplemente quería evitar una queja de los vecinos, asi que se dirigió a la habitación de donde vino aquel brusco ruido. Tocó la puerta, esperando alguna señal de afirmación, la cuál jamás llegó. Cuando tocó por segunda vez sin recibir alguna señal, decidió entrar. La luz estaba apagada, así que la encendió. Cuánto deseaba no haber visto aquella escena.
El cuerpo de una de las personas más importante en su vida se encontraba allí, sin vida. Completamente inerte.
Corrió, tomándolo entre sus brazos, no le importaba todo el líquido que escurría en ese momento, sólo quería pensar que nada era real, que su amigo no se había ido, y sólo estaba durmiendo.
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