Primera Parte

Para comenzar con esta entrevista, consultamos a una de las personas que trabajaban en el lugar para saber con qué persona mayor nos permitían hablar. Ella nos recomendó hablar con esta señora, ya que otra persona nos mencionó que ella estaba "lúcida" y sería interesante tener una charla con ella.

La señora en cuestión se encontraba en una silla de ruedas, y la trasladaron a una pequeña oficina que el lugar nos había proporcionado para trabajar de manera más cómoda.

Lo primero que hicimos fue presentarnos y mencionar nuestros nombres. Notamos que ella repetía nuestros nombres a medida que se los decíamos, mostrando así su intención de recordarlos. Luego, M explicó el motivo de nuestra visita, ya que la habían traído sin darle ninguna explicación previa. Le informamos que éramos un grupo de estudio proveniente de la universidad y que estábamos investigando el cuidado de las personas mayores, ya que nuestra carrera era psicología. Antes de que pudiéramos darle más detalles, ella intervino con la siguiente acotación: “Yo no estoy recuperada, yo vine porque yo quise acá”. Con esto, nos dio a entender que ella creía que solo queríamos entrevistar a personas mayores con alguna patología o enfermedad específica. Hicimos esa conexión debido a que su comentario surgió justo después de mencionar nuestra carrera. No tuvimos la oportunidad de responderle, ya que ella continuó con su comentario diciendo: “Yo pedí que me mandaran a un hogar porque no quería estar en la casa ni de mi hija ni de mi hijo, no quería molestar a nadie, siempre fui así, no me gusta molestar a nadie, ellos me querían tener en su casa pero yo no quise, yo quería estar en un lugar donde estaban los ancianos, ahora acá hay toda la clase de gente, hay gente como yo y gente que está recuperado de algo, yo no me recupere de nada, yo estoy tal como era ahora fui siempre”

Fue un comentario repentino, pero para no perder el hilo de la conversación, M consultó: "¿Y cómo hace para adaptarse con los demás?". La señora respondió inmediatamente: “Noo, yo los veo que todos son igual que yo, habrá alguno… pero la mayoría que están acá son gente o que no tiene familia, que vinieron acá, no sé yo los veo normal a todos, por ahí habrá alguno que no esté bien viste, pero yo no le estaría viendo los defectos tampoco, no pero yo los veo bien, con su cerebros… no pero te digo que hay algunos y uno dice bueno pobrecito está enfermo”. La forma en que hablaba era continua, no había ni un momento en el que hiciera alguna pausa o nos dejara comentar algo cuando ella respondía. Cuando tuvimos oportunidad, antes de que siguiera hablando sin cesar, le dijimos: "Ah, entonces usted se siente cómoda". Al segundo respondió: “No, yo no estoy incomoda, yo pedí, no sabía que había otra clase de gente también acá” Por primera vez en nuestro inicio de conversación, la señora decidió guardar silencio durante unos segundos para reflexionar sobre lo que iba a decir, pero luego continuó: “Igual a mí no me molesta, yo estoy en este lugar, estoy contenta, estoy bien”

Nos en claro que se sentía cómoda, que le gustaba estar ahí pero a pesar de eso A decidió por las dudas le pregunto al instante que termino de hablar la señora "¿Le gusta estar acá?". Una vez más, la señora nos explicó que ella misma solicitó ser llevada a un lugar para personas mayores, que se lleva bien con todos los ancianos y que, sí, le gusta estar aquí.

Luego de eso, M le preguntó cómo se llevaba con los cuidadores, a lo que ella respondió: "¿Cómo me llevo con los compañeros? Bien". Como no habíamos escuchado correctamente, M le preguntó nuevamente: "¿Y también con los cuidadores?". La señora continuó hablando sobre sus compañeros: "Por ahí hay alguno, pero no, yo no tengo problema con ninguno, ni con los que me atienden, ni con las chicas tampoco. A veces se tiene más problema con los que te atienden que con mis compañeros". Hubo una pausa y luego agregó: "Pero yo no tengo problema, todos son buena gente, estoy conforme". Se produjo un silencio, estábamos a punto de hacer otra pregunta, pero nuevamente ella retomó la palabra: "Lo que sí, con la edad, porque ahora creo que voy a cumplir 86 años, he perdido la memoria de muchas cosas, a veces recuerdo y a veces no, así que eso es algo natural de la vida. A los 86 años, no puedo esperar estar perfecta". Le comentamos para levantar los ánimos que la veíamos muy bien y ella respondió: "Sí, bueno, gracias a Dios que capto todo, aunque no sé si tendrá que ver algo... ¿sabes? Uno que es joven estudia. Me parece que dijeron que cuando uno estudia...". Hizo una breve pausa y continuó: "Yo estudié el secundario porque no podía hacer otra cosa. Mi familia me pedía que continuara estudiando porque tenía muchas posibilidades y me gustaba mucho. Tenía la capacidad para estudiar, pero fueron mis abuelos quienes me criaron... eran muy humildes y yo no iba a estar". Hubo un breve instante de silencio, pero luego retomó lo que nos decía: "Ellos eran como personas que no tenían muchas oportunidades. Podría haber estudiado más, pero era un sacrificio. No, no, no iba a sacrificarles eso a ellos, teniendo una situación así. Ellos tenían un trabajo, una jubilación, ya eran abuelos, tenían una jubilación, y yo no. Yo dije que mis hijos iban a estudiar, y ahora tengo a mi hijo que es médico y mi hija que es inspectora docente. Mi hija ya terminó, ya se jubiló como inspectora docente, y él es médico pediatra".

Como la señora hablaba de algo que ella no pudo estudiar, Camila decidió preguntarle qué es lo que le hubiera gustado estudiar para no cambiarle de forma abrupta el tema. La señora respondió: "Y yo quería ser bioquímica, me gustaba mucho eso". Notamos que lo comentó con un tono de voz más apagado y continuó: "Pero bueno, después empecé a trabajar…". Y ahí nos explicó en qué lugar trabajaba y que a ella le agradaba el lugar donde trabajaba. Nos comentó que se casó con un compañero su trabajo, ella dejó de trabajar cuando quedó embarazada, pero su esposo siguió trabajando hasta que se jubiló.

Retomando con las preguntas que ya teníamos en mente, Camila preguntó: "¿Y sus familiares los vienen a visitar seguido?" y nos comentó lo siguiente: "Sí, sí, vienen mi hija y mi hijo, sí, yo no tengo problema, yo pedí venir acá, no me mandaron ellos…", nos dijo de nuevo la situación en la que se encontraba, que al ser una mujer mayor no podía cuidarse sola pero tampoco quería que los hijos la cuidaran así que vino por su voluntad.

Le preguntamos hace cuántos años se encontraba en el lugar pero no fue capaz de respondernos concretamente ya que no lo recordaba, nosotros queríamos vincular esta consulta para ver si ella pasó la pandemia en el geriátrico y cómo fue su experiencia, pero el único recuerdo que tenía de la pandemia es que ninguno de sus hijos y ella se enfermaron, pero luego de eso no parecía recordar más nada de aquello.

Empezó a comentar sin dejar que continuemos con nuestras preguntas que ella era creyente, con respeto a pesar que algunos de nosotros no éramos creyentes, la escuchamos sin interrumpir en ningún momento, ella nos decía que siempre tenía la Biblia en la mano, que ella se la pasaba leyendo la Biblia y también transmitiendo lo que decía la misma a los demás.

Al comenzar con esto se fue un poco todo por las ramas, ya que ella nos empezó únicamente a hablar de su abuela que aprendió a leer por la religión, nos reiteró que su hija era inspectora docente y que se jubiló, nos decía que no pudo estudiar, que ella hizo estudiar a sus hijos dándole así un buen futuro, no nos permitía hablar ya que era mucha información junta la que nos metía sin parar, pero un momento dentro de tantas palabras repetía nos preguntó: "¿Y ustedes? ¿Están en la universidad?", al instante respondimos que sí, que era nuestro primer año, nos dio ánimos de seguir estudiando, "Ustedes sigan estudiando, yo me tuve que quedar con las ganas", hubo un silencio, uno el cual si duró más que cualquiera, M estaba a punto de preguntar algo, pero apenas miramos a la señora estaba llorando, fue un golpe fuerte, ninguno de nosotros estábamos preparados para aquello, esta mujer se había abierto con nosotros mostrando su angustia y dolor, no nos dio tiempo a formular alguna palabra que continuó con su tristeza: "Me quedé con las ganas porque no podía, estaba contenta cuando empecé a trabajar pero mis hijos estudiaron", antes que volviera a meter alguna palabra por las dudas, Camila preguntó con muchos nervios al no saber qué hacer: "¿Quiere un vaso de agua?" esa pregunta fue ignorada por la señora que ahora solamente quería expresarse ante nosotros lo que sentía: "Fui muy feliz, perdonen" esas disculpas fueron por las lágrimas derramadas sobre sus ojos, obviamente ninguno de nosotros mostramos molestia ante esto dejándola tranquila que no se preocupara por aquello, que no había problema, nuevamente resurgió la pregunta del vaso de agua la cual fue ignorada como si fuera los testigo de Jehová.

Observaciones:

Cuando llegamos, lo primero que de que me percate fue la presencia que tenia el geriátrico en la zona porque tienen un edificio separado que es un área de servicio que esta un par de metros del local principal y al lado del recinto están construyendo una extensión a este además de varios carteles antes de que entres al geriátrico en si

Otra cosa que se pude notar fue una seguridad bastante mas alta de lo que yo personalmente esperaba puesto a que tenían cámaras y una reja que se abría tocando un timbre para que desde adentro te abran 

Ya adentro del complejo, pudimos ver el interior que estaba bastante bien cuidado y si bien ninguno de nosotros esperaba algo muy bueno nos vimos gratamente sorprendidos por el ambiente e cuidado por ejemplo yo veía que estaban celebrando un cumpleaños por las decoraciones del comedor que tenía varios banderines en el techo y dos globos que tenían forma de 1 en la sala donde hicimos la entrevistas y un solo globo en el cuarto de los medicamentos

Pude ver que la sala de entrevistas estaba llena de medicamentos y había una escala de peso puesto a que nos prestaron la habitación donde se hacen consultas médicas adyacente a esta, otra sala donde se almacenan mas medicamentos 

En el living pudimos observar varias cosas, la primera fue una pecera atrás del sillón en frente a había un poster de una obra de teatro que sirve de promoción hacia los visitantes, un piano que tenia un cartel de no tocar y cerca de este varios fotos del residente que sale en gran parte de la publicidad y carteles, cartelera con todos los cumpleaños del mes y demás información importante como vistas del medico o fechas de retiro de los residentes e la entrada a las habitaciones de los residentes del lugar 

En el comedor estaba un itinerario con todas las comidas de la semana colgado en una ventana y también había arte hecho por los residentes, en otra parte del comedor cerca de la entrada había dos televisores uno en la entrada al comedor y la otra en el otro extremo del salón, una cosa que nos llamó la atención fue la presencia de una silla de ruedas que tenía un papel del PAMI en la parte trasera de esta e también había una entrada hacia la cocina

Para entrar al patio había dos opciones una puerta directamente dando al patio o dos puertas con una de ellas conectando con el segundo piso, ya dentro de este podemos observar que unas sombrillas para bloquear el sol, mucha vegetación y plantas, unas mesas para salir a tomar algo en aire libre, bancas para sentarse, una fuente de agua y una estatua 

Para ir al segundo piso también había un ascensor en living, pero no fuimos puesto a que no era necesario para las entrevistas que realizamos 

Pudimos comprobar que es un lugar muy cuidado y que realmente se siente que no hay maltrato o abandono de persona a diferencia de nuestra preconcepción inicial hacia los lugares de reposo de ancianos 

Este nivel de atención y cuidado es beneficial e vital para los ancianos impactando de forma positiva en su salud tanto física como mental